Marchena ve su nombramiento para el CGPJ como “un caramelo envenenado”

El juez Manuel Marchena.
El magistrado Manuel Marchena.

Ha sido una sorpresa. Manuel Marchena entró el fin de semana en las quinielas para presidir el Supremo y el CGPJ. Y como llegó, pareció marcharse. Se dijo que era el favorito del PP pero, horas después, se filtró que Génova renunciaba a su nombramiento en pro de algún candidato del PSOE.

Sin embargo, el lunes, contra todo pronóstico, se anunció su inminente llegada a la cúpula del poder judicial. A cambio, los ‘populares’ perdían un vocal en el Consejo.

El Chivato ha escuchado a personas del entorno de Marchena el lamento del magistrado por el nuevo cargo que le espera. En lugar de alegrarse, el actual presidente de la Sala de lo Penal del TS lo considera “un caramelo envenenado”. Es la reflexión que realiza en privado.

Las razones son varias. En primer lugar, Marchena había sido designado presidente del tribunal que juzgará a los líderes independentistas que organizaron el referéndum del 1-O. Puesto al que tendrá que renunciar obligatoriamente en cuanto sea nombrado máximo responsable del Alto Tribunal.

Su lugar lo ocupará el magistrado del tribunal más antiguo en el escalafón, Andrés Martínez Arrieta. A su vez, éste será sustituido por Susana Polo, recién llegada al Supremo.

Fuentes muy cercanas a Marchena aseguran que lo único que consigue este nombramiento es “quemarle”, además de mantenerle al margen del juicio “más importante de la democracia”.

Por si esto fuera poco, Marchena arrastra el peso de haber sido nombrado por Carlos Lesmes, el presidente saliente. Es decir, que pertenece al llamado “GAL” o “Grupo de Amigos de Lesmes”, una serie de magistrados que fueron aupados en el Alto Tribunal de la mano de su todavía máximo responsable.

Las mismas fuentes aseguran que tomar el relevo de su mentor “sólo le traerá problemas”: siempre le relacionarán con Lesmes y achacarán las decisiones que tome a su condición de heredero del polémico presidente. Está contaminado, sentencian.

En definitiva, Marchena no está satisfecho con su nuevo puesto. Mientras que el nombre de los vocales todavía está en el aire y pendiente de negociación, lo único seguro a día de hoy es que Marchena dirigirá el poder judicial hasta 2023 por el apoyo del PP y del PSOE. Y no parece muy contento.

 

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