Javier Fumero

Ministros al borde de un ataque de nervios

Pedro Sánchez y sus ministros, en octubre del pasado año.
Pedro Sánchez y sus ministros, en octubre del pasado año.

Tenía un profesor en la carrera que siempre nos advertía contra los titulares periodísticos que jugaban a parafrasear cabeceras de películas. Es un recurso pobre –nos venía a decir-, que demuestra poca inteligencia, escasamente gracioso, reiterativo y simplón.

Vale. Pues por una vez me salto esta regla oficiosa, que suelo seguir a rajatabla, para encabezar este blog. Porque el contenido del post de hoy trata exactamente de lo que dice más arriba: hay un puñado de ministros, no todos, que están bastante nerviosos. Y el responsable es Pedro Sánchez.

El presidente en funciones, que está de ‘road show’ por periódicos, cadenas de radio y televisión y digitales, concedió el pasado miércoles una entrevista a Ana Rosa Quintana. Los titulares de ese encuentro se los llevó el compromiso del líder socialista por acelerar (ahora sí) la formación de Gobierno. Estará listo en diciembre, aseguró.

Pero hubo otro dato, menos comentado, que filtró por sorpresa: el nombre de los ministros que tienen asegurada su continuidad en el Ejecutivo si el PSOE vuelve a ganar las elecciones el próximo 10 de noviembre.

Aseguró que le gustaría que siguieran al frente de las carteras que ahora detentan los siguientes elegidos: Nadia Calviño, ministra de Economía; María Jesús Montero, ministra de Hacienda; Pedro Duque, ministro de Ciencia; Margarita Robles, ministra de Defensa; y Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior.

Esos fueron los miembros del Gabinete que Sánchez mencionó de forma específica. Habló bien de todo su equipo, en general. Pero nombres sólo dio esos. Imaginen ahora lo que ha pasado con el resto.

Dolores Delgado, la titular de Justicia, lleva meses de campaña. Se deja ver junto al presidente siempre que puede. Jalea sus palabras. Intenta salir en las fotos. Todo eso porque ella misma no las tiene todas consigo: se duda mucho de su continuidad.

El caso de Teresa Ribera también es llamativo. La ministra de Transición Ecológica ocupa un puesto clave porque si le preguntas a Pedro Sánchez por los pilares de su gobierno, uno de ellos es indefectiblemente el color verde. La ministra se desgastó mucho en el año al frente de su departamento con escaso resultado.

También me llama la atención que falte Isabel Celaá de esa lista. Me consta que el Gobierno ha puesto especial hincapié en una reforma de la Educación donde se ha trabajado mucho en una nueva concepción de la Formación Profesional. Celaá ha hecho los deberes, me dicen, pero no sale en la foto.

 

Este hecho produce algunos escalofríos en el entorno de la todavía ministra. Porque se dice que Pedro Sánchez habría ofrecido una salida honrosa a Ángel Gabilondo: volver al ministerio de Educación. Se le agradecerían los servicios prestados (infructuosamente) al PSOE en Madrid y podría intentar cerrar de nuevo (como hizo con Zapatero, hasta que el presidente se lo tumbó) un gran pacto educativo, de carácter transversal: el primero en los últimos 30 años.

¿Y José Luis Ábalos? ¿El ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE no va a repetir? Si así fuera, sería una sorpresa grande. Aquí se me escapa algo.

Pero quien más debería estar en ascuas es Carmen Calvo. Pedro Sánchez siempre ha sentido mucho aprecio por ella, que tanto le ayudó cuando le vinieron mal dadas. Pero el elenco de meteduras de pata de la vicepresidenta es grande. Y no ha sido citada. Como para echarse a temblar.

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