Javier Fumero

Moncloa, haz tu magia: un término guay para el ajuste a los funcionarios

Iván Redondo promete el cargo tras la formación del Gobierno.
Ivan Redondo promete el cargo

A ver cómo se las ingenia Iván Redondo para encontrar un término guay que camufle y haga más llevadero el recorte a los funcionarios del que se acaba de empezar a hablar. No lo duden. En ello están.

La situación resulta, por cierto, de lo más paradójica. Cuando Mariano Rajoy y los principales líderes europeos sofocaron la crisis de 2012 a base de recortes, tijeretazos y ajustes, la izquierda en bloque se rasgó las vestiduras. Había que poner fin a la opresión. Basta de cargar la solución a los problemas del capitalismo sobre el bolsillo de los pobres ciudadanos. 

Por aquel entonces se proclamó el austericidio: el fin de la austeridad como remedio a las crisis financieras. Si hay una gran deuda pública, dijeron, lo importante es potenciar el crecimiento. No hay que obsesionarse con el déficit sino, de hecho, gastar más. Se trata de generar las condiciones que permitan disminuir esa deuda. Aunque la estemos incrementando. 

Yo no digo que este debate no sea legítimo, porque lo es. Entiendo a los que dicen que muchos países que reducen el gasto y suben impuestos provocan una caída del PIB y de la recaudación. O sea que seguimos donde estábamos pero un poco más indigentes. Pero enfrente se sitúan los que insisten en que los planes de estímulo difícilmente consiguen un incremento del PIB superior al crecimiento de la deuda que provocan por ese gasto.

Me interesa subrayar hoy aquí la hipocresía de quienes defienden una cosa cuando están en la oposición (basta de austeridad y recortes) y otra muy distinta cuando están en el poder (los funcionarios verán congelada su pensión para salir de esta crisis). 

Para tapar esta doblez se recurrirá a lo de siempre: el marketing sentimental. El recurso a términos y marcos de opinión que permitan colar el camello por el ojo de una aguja. Es cuestión de dejar que el departamento de Iván Redondo haga su magia.

Los creadores de términos tan chulos y efectivos como “nueva normalidad”, “aplanar la curva”, “desescalada” o “distancia social” están en estos momentos buscando el modo de vender un problema como una oportunidad. Se trata de dar con un concepto que actúe como un fogonazo: al escucharlo uno pierde todo espíritu crítico embobado ante la burra que le acaban de vender.

Yo no sirvo para eso. Lo he intentado pero no me sale. Pensando, por ejemplo, en este tijeretazo al salario de los funcionarios que ha filtrado el Ministerio de Economía, a mi sólo me salen chorradas buscando un lema que lo haga pasar por una bondad: “Ajuste ponderado del salario”, “contención de sueldo para salir más fuertes”, “rigor mensual para un mundo mejor”... Tonterías de principiante.

Esto no sirve. No tengo ese don. Pero ya verán cómo en Moncloa hacen los deberes y, pasado mañana, empezamos a escuchar la cancioncilla creada por el Hamelin Redondo. Son muy buenos.

 

Más en twitter: @javierfumero

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