Han muerto tres soldados españoles

La noticia del hallazgo de los cuerpos de los tres tripulantes del Superpuma dentro de la cabina hundida en el mar cayó como un mazazo en las fuerzas armadas y también en la población que seguía con inquietud las tareas de búsqueda.

Son tres militares españoles que han dado la vida en cumplimiento de su misión de servicio a este país.

Lo que acabo de decir podría parecer una redundancia, un lugar común, y hasta una obviedad, pero lo he escrito precisamente para propiciar una reflexión más a fondo sobre el sentido de esas palabras: dar la vida, en servicio de su patria.

Por contraste con otras naciones, como pueden ser Francia, Inglaterra o Estados Unidos, España es un país que no sabe ni acierta a honrar a quienes le sirven hasta la muerte. Son sobre todo miembros del ejército, aunque no se trata exclusivamente de militares porque existen otros cuerpos y otros servidores públicos que también entran en esa categoría y corren riesgos y lo pagan con su vida: policías, bomberos y hasta diplomáticos.

Aquí se valoran poco los servicios prestados en servicio de la comunidad, y, la verdad, no acabo de entender el motivo. Aquí se elogia poco, se premia poco. Y, quizá como consecuencia, en ocasiones se echan de menos arranques de valor, el tomar decisiones arriesgadas en pro del bien de todos.

Así que, entre las asignaturas que tenemos pendientes como sociedad avanzada habría que situar este objetivo: honrar más y mejor a los servidores públicos, y mucho más aún, por supuesto, cuando su trabajo les lleva a perder la vida. Como ha ocurrido a los tripulantes del Superpuma estrellado.

Las honras por la muerte de los tres militares del Ejército del Aire eran una buena oportunidad para que este artículo quedara desmentido. No ha ocurrido así.

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