Javier Fumero

¡Ni mencionar la economía, estúpidos!

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El PSOE no quiere que se hable de economía en esta campaña

Creo que la frase pertenece a un tal James Carville, el asesor de Bill Clinton que logró la inesperada victoria del político demócrata en 1992 repitiendo este mantra: “¡Es la economía, estúpido!”.

Carville consiguió dar la sorpresa y llevar a un desconocido gobernador de Arkansas al despacho oval de la Casa Blanca por la sencilla vía de recordarle a los votantes norteamericanos que lo importante eran sus problemas cotidianos. Por entonces, George Bush (padre) recorría los Estados Unidos enorgulleciéndose de la política exterior: el fin de la Guerra Fría, el conflicto en el Golfo Pérsico…

La semana pasada arrancó la campaña electoral de las elecciones generales que se celebran en nuestro país el próximo 28 de abril.  Y entras las estrategias que manejan los partidos políticos hay una que me llama especialmente la atención: Pedro Sánchez ha dado orden a sus candidatos de evitar cualquier mención a la economía.

Según contamos en estas páginas, el PSOE intenta alejar “el fantasma de la recesión” del debate electoral. El líder socialista entiende que el balance económico de su mandato no le va a dar votos de cara a las elecciones y, por contra, podría proporcionar munición a la oposición para acusarle de ser un “Zapatero bis” si niega la desaceleración.

Los datos no son horribles pero sí algo inquietantes. La economía española crecerá este año un 2,1%, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) difundidas la semana pasada. Esto suponía revisar una décima a la baja su pronóstico del pasado mes de enero.

Insisto: el balance no es muy negativo. En su informe denominado ‘Perspectivas Económicas Mundiales’ el FMI a la par que frena levemente esa perspectiva de crecimiento admite que España es la economía europea que mejor resiste la desaceleración generalizada que aparece en todos los indicadores para los próximos años.

Invita, eso sí, a una “reconstrucción global” de su política fiscal porque es preciso generar más estabilidad en el sistema si no se quiere entrar, de nuevo, en una espiral negativa entre los riesgos soberanos y bancarios.

En este escenario, Pedro Sánchez y su asesor Iván Redondo lo tienen claro: la economía sólo puede darle al PSOE dolores de cabeza. Nadie puede negar, pese a los datos de crecimiento, la realidad. Los indicadores sobre la evolución industrial, la creación de empresas, la creación de empleo privado y los índices de confianza de los consumidores refuerzan la tesis de que estamos ante un cambio de ciclo que, dependiendo de las políticas que se apliquen, supondrá un enfriamiento o incluso el preludio de una nueva crisis.

El Partido Socialista no puede salir y negar la evidencia sin salir malparado, sin que el PP, Ciudadanos y Vox se lancen a recordarle a los ciudadanos la intervención que sufrió la economía española tras las negaciones de Zapatero, Pedro Solbes y Elena Salgado. Por eso la consigna es clara: a callar. De economía, no se habla.

 

Más en twitter: @javierfumero

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