La operación BBVA-Sabadell, desatascada tras recibir información de que Carlos Torres no será imputado por el ‘caso Villarejo’

Las negociaciones se encontraban avanzadas pero la expectativa de un presidente con problemas judiciales tenía aparcada la decisión. Los números estaban hechos y la integración cuadraba

BBVA y Banco Sabadell han tardado poco más de dos meses en mover ficha, tras el anuncio de la fusión entre CaixaBank y Bankia. La entidad que preside Carlos Torres ha recibido garantías de que el presidente llamado a dirigir el mayor banco de España no será imputado por el ‘caso Villarejo’, lo que ha desatascado la operación.

La confirmación oficial de las negociaciones se produjo este lunes después de que trascendiera que el BBVA ha fichado al banco de inversión JP Morgan para la integración

Para resolver su futuro, Sabadell había contratado ya el pasado mes de septiembre a la firma Goldman Sachs, banco de inversión que lleva desde entonces explorando las distintas opciones estratégicas para la entidad.

Los encargos de BBVA a Villarejo

Fuentes financieras consultadas por Confidencial Digital explican que, en el análisis preliminar de la fusión, no se ha pasado por alto que la causa por los encargos al ex comisario Villarejo, realizados en BBVA durante la presidencia de Francisco González, se ha retomado este otoño, con el ‘forensic’ del banco en el punto de mira.

La Fiscalía Anticorrupción se ha posicionado a favor de que el cesado jefe de riesgos, Antonio Béjar, vuelva a la Audiencia Nacional para denunciar ante el juez, Manuel García-Castellón, las “irregularidades” de la investigación interna que abrió la entidad (ya bajo el mandato de Torres), y esclarecer quién está detrás de la contratación del ex comisario.

Las fuentes conocedoras del proceso reconocen que este movimiento parecía acercar el escenario de que la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, se inclinase por perseguir a Carlos Torres en relación a Villarejo, y no sólo a Francisco González. 

El testimonio de Béjar resultaba clave para una posible imputación del actual presidente de BBVA. Béjar era el director general de riesgos de la entidad y es el único empleado que se ha atrevido a declarar en contra del banco.

Torres sabe que no será imputado

Sin embargo, fuentes del entorno más próximo a Carlos Torres, a las que ha tenido acceso Confidencial Digital, revelan que el presidente de BBVA ha recibido información que apunta a que no será imputado por el ‘caso Villarejo’, algo que ha trasladado ya a algunos destacados miembros del consejo de administración.

Un escenario que, aseguran en su círculo de confianza, ha impulsado por completo la operación con el Sabadell, que llevaba encallada desde el verano. Ninguna de las dos entidades se atrevía a dar el paso ante el enorme riesgo reputacional que amenazaba la integración.

 

Torres ha sido avisado por los abogados del banco de que la investigación de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) de la Policía Nacional, ordenada por el instructor García Castellón, reduce potenciales riesgos, como que se amplíe el ‘forensic’ a otros directivos, incluido el propio presidente.

Además, el juez ha rechazado numerosas peticiones de las acusaciones, en las que solicitaban tener acceso a los ‘hits’ del análisis ‘forensic’, hacer peticiones de búsquedas genéricas y poco justificadas a PwC, apertura de nuevas piezas y la imputación de otras personas. Unas decisiones que alejan la sospecha del instructor sobre Torres y apuntan directamente a FG.

Liderar un relevo generacional

Fuentes al tanto de la operación aseguran que este escenario favorable para Torres allana el planteamiento para que, con 54 años, lidere un relevo generacional en la negociación de la fusión, frente a un Josep Oliú presidente del Sabadell y de 71 años.

La idea pasa porque Oliú se jubile, e incluso que haga lo mismo su número dos, Jaume Guardiola, que ha cumplido 63 años.

El turco Onur Genç quedaría como consejero delegado, cargo que ocupa actualmente en BBVA. En caso contrario, se le buscaría un área de responsabilidad relevante, como a José Sevilla en la nueva CaixaBank.

La operación se había aparcado

ECD ha podido saber que las negociaciones se encontraban “muy avanzadas” desde hace meses pero la expectativa de un presidente con un incierto horizonte judicial tenía aparcada la operación. “Los números estaban hechos y la integración cuadraba”, reconocen fuentes cercanas a ambos bancos.

Pero en el dibujo del organigrama, Torres se había convertido en el “principal obstáculo” para avanzar en la operación.

Si el actual presidente de BBVA resultaba imputado, las normas de idoneidad del BCE exigen su inmediata dimisión. En ese escenario, en principio se mantendría el plan de sucesión de la entidad, pero se tenía en cuenta que eso dificultaría enormemente la fusión, e incluso podría hacerla descarrilar completamente.

Evitar una salida forzosa del presidente

En las dos entidades admiten ahora, no sin cierto alivio, que haberse enfrentado a la salida forzosa del presidente de un gran gigante financiero, como será el futuro BBVA-Sabadell, hubiera sido “catastrófico”. Por ello, las negociaciones se encontraban hasta ahora “paralizadas”, ya que se vislumbraban “más incertidumbres que certezas”.

Fuentes financieras explican que tanto en la cúpula del BBVA como en la del Sabadell consideraban que había una gran diferencia entre que Carlos Torres fuese imputado en breve, antes de que avanzasen las negociaciones, o que eso sucediera a medio plazo cuando ya se hubiera aprobado la fusión.

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