Pablo Iglesias rechaza la propuesta de un gobierno de coalición dentro de dos años: no se fía de Sánchez

Cargos de Podemos apoyan la oferta del PSOE, pero el líder recuerda que ese experimento se puso en práctica en Castilla-La Mancha y el partido ha desaparecido de la región

Pablo Iglesias, en el Pleno de investidura de Pedro Sánchez
Pablo Iglesias, en el Pleno de investidura de Pedro Sánchez

La segunda reunión entre los equipos negociadores de PSOE y Podemos concluyó el martes sin que ninguno de los partidos se moviera de su posición inicial: gobierno en solitario por parte de los socialistas y coalición por parte de los Iglesias. Ante ese callejón sin salida, Moncloa y Ferraz han empezado a mover una fórmula alternativa.

La iniciativa empezó a fraguarse hace apenas dos días, cuando El País publicó que presidentes regionales socialistas, como Emiliano García-Page y Ximo Puig, apostaban por ofrecer a Podemos un acuerdo de investidura que incluyera la formación de un gobierno de coalición a dos años vista, en mitad de la legislatura.

A raíz de esa noticia, dos pesos pesados del PSOE, como José Luis Ábalos y Adriana Lastra, empezaron a dar consistencia a esa propuesta. El ministro de Fomento y secretario de Organización socialista apostó por “recuperar la confianza mutua, primero, y gobernar juntos, después”; mientras que la portavoz parlamentaria apostó por un acuerdo que “no deja ni vencedores ni vencidos”.

El nuevo “win-win” de Moncloa

Este movimiento, por parte del PSOE, ya ha sido analizado en Podemos, donde existe disparidad de opiniones al respecto.

Cargos intermedios consultados por Confidencial Digital aseguran que la oferta, pese a haberla ‘movido’ el PSOE, es obra de Moncloa y del gabinete de Presidencia de Pedro Sánchez: “Como otras veces, busca un wi-win en las negociaciones, ofreciendo una salida en la que las dos partes ganemos”.

Estas fuentes reconocen que, efectivamente, el desbloqueo de la investidura con un pacto programático que se tradujera, dos años después, en un gobierno de coalición, “nos dejaría contentos a todos”, ya que “ellos empiezan gobernando en solitario y nosotros nos guardamos la carta de que Sánchez depende de Podemos y de la futura carta en el Ejecutivo”.

Esa circunstancia, unida al hecho de que unas nuevas elecciones serían negativas para Podemos y suponen “una segunda oportunidad para la derecha”, han provocado que dentro de la formación morada, y también en IU, se empiece a considerar esta oferta como una “salida factible”.

Pablo Iglesias no se fía de Sánchez

La opinión de estos integrantes de Podemos y de Izquierda Unida, sin embargo, contrasta con la de Pablo Iglesias.

El líder de la formación morada ya comentó a su círculo de confianza, en las negociaciones previas a la investidura fallida de julio, que solo aceptaría un “gobierno de coalición de verdad” para evitar “estar secuestrado” por Pedro Sánchez.

 

Iglesias asegura que la cesión de unas carteras sin competencias, o la promesa de entrar en un gobierno de coalición a mitad de legislatura deja a Podemos atado de pies y manos, sin capacidad de movimiento y sin opciones de influir realmente en el Ejecutivo. Un objetivo, añade, que persigue Pedro Sánchez, del que ya no se fía.

El antecedente de Castilla-La Mancha

El secretario general de Podemos, de hecho, recuerda que la fórmula de un gobierno de coalición a mitad de legislatura ya se aplicó en Castilla-La Mancha, con nefastas consecuencias para su partido a nivel regional.

En 2015, Podemos apoyó la investidura de Emiliano García-Page firmando un acuerdo programático, del que, se aseguró, se haría un especial seguimiento y serviría como punto de partida para la entrada del partido en el Ejecutivo regional.

Esa circunstancia se produjo en el verano de 2017, a mitad de legislatura, y después de dos años en los que Podemos dio por buenas todas las medidas del PSOE, “a pesar de que el acuerdo programático no se estaba cumpliendo”.

Después, tal y como insiste Iglesias a los “suyos”, “nos dieron una vicepresidencia de nueva creación, vacía completamente, y una consejería sin competencias”. Algo similar a lo ofrecido por Sánchez en julio y que, en el caso de Castilla-La Mancha, supuso un desgaste terrible para Podemos.

El partido “no pudo hacer nada” y entró en barrena, con una crisis interna que acabó de la peor forma posible: con la desaparición del partido en las Cortes regionales tras las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo. Un antecedente que Iglesias no olvida.

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