La paradoja en las peluquerías: amplían su horario para atender a menos gente

Tras la avalancha de clientes en los días posteriores al fin del confinamiento, ahora la demanda ha descendido progresivamente

“Volviendo a la nueva normalidad” la peluquería se adapta aplicando todos sus protocolos de securidad.

La burbuja de clientela por la reapertura en los salones se está desinflando. El teléfono de las peluquerías sonaba a menudo durante las primeras semanas del desconfinamiento, desde el 4 de mayo. Pero los clientes de los locales a pie de calle, ya que las de los centros comerciales no abrieron hasta fase 2,  han resultado ser un espejismo que desaparecía a medida que pasaban la semanas. 

Las medidas de seguridad necesarias reducen la productividad de los empleados que sólo pueden atender a una persona a la vez. Esto ha obligado a algunos centros a ampliar su horario de atención al público, según declara a Confidencial Digital Antonio Jaumaundreu, Secretario jurídico del Consejo Nacional de Empresarios de Peluquería y Estética. Esta medida no se ha aplicado en todos los casos. 

Cuestión de prioridades

“Antes de la pandemia la gente volvía más a la peluquería. Las personas que vinieron en mayo deberían haber vuelto en junio pero muchas de ellas no lo han hecho”, declara Luis Herrera-Portugal, Presidente de CONEPE, el Consejo Nacional de Empresas de Peluquería y Estética.

La crisis económica evidente ha hecho que la clientela habitual se piense un par de veces pedir cita con la misma frecuencia con la que lo hacía antes de la pandemia. Además, todavía existe un miedo al contagio, por parte de los colectivos más vulnerables, sobre todo, como personas mayores o con patologías previas.

En los salones, el personal espera preparado. CONEPE maneja datos del 70% de peluqueros y peluqueras que ya han finalizado el ERTE. 

“Volviendo a la nueva normalidad” la peluquería se adapta aplicando todos sus protocolos de securidad.

La importancia del espacio en el local

Las medidas de seguridad se establecen para evitar el riesgo ante un posible rebrote. Inma trabaja en uno de los seis establecimientos que tiene Menta Beauty en Madrid. Describe que la amplitud del local, las pantallas en los lavabos, y las mamparas que separan los sillones han generado confianza en los clientes. “Tuvimos que recurrir a los ERTE pero desde la primera semana nos incorporamos todos”, cuenta a ECD en llamada telefónica. Ellos tienen la agenda llena. Pero el suyo es un caso excepcional. 

La realidad es que el margen de beneficio se ha visto reducido al tener que asumir los gastos que genera “la nueva normalidad”, lo que ha llevado a la quiebra a muchos centros. Más de 20.000 peluquerías, según el informe realizado por la Alianza de Empresarios de Peluquería de España.

Por otra parte, Raquel es dueña de un pequeño establecimiento en Getafe. “Las primeras semanas que abrimos estábamos hasta arriba pero luego nada”, admite resignada que tenía una persona pero la tuvo que despedir. Los autónomos y pequeños empresarios se están viendo especialmente afectados por la situación. Raquel seguirá persistiendo en mantener a flote su negocio Atrévete. “No cierro ni por vacaciones, no me lo puedo permitir”. 4

 

¿Qué plantea el sector?

Luis Herrera vinculado al mundo de los negocios en peluquería desde hace 25 años y dueño de ocho peluquerías en Barcelona, expone al Confidencial Digital el plan de fortalecimiento que está llevando a cabo el sector. “La formación es clave para el desarrollo en España donde además tenemos muy buenos profesionales, pero hay que luchar contra el intrusismo laboral y la economía sumergida en el sector estético”.

Al inicio del estado de alarma, varias organizaciones de peluquerías se agruparon pidiendo al Gobierno de Sánchez el cierre de las mismas. Ya que consideraban que no eran servicios de primera necesidad y podían resultar más un foco de contagio que una ayuda para las personas mayores.

Esa unión se mantiene para una nueva petición: reducir el IVA del 21% al 10%. Como paquete de medidas para reducir el déficit de la crisis, el Gobierno de Rajoy subió en 2012 el Impuesto de Valor Añadido de los gimnasios, funerarias y peluquerías hasta un 21%.

Ahora, para poder hacer frente a otra crisis económica, el sector demanda revertir esta medida. El aumento de precios no se contempla para evitar una pérdida mayor de clientela, así que están pendientes de la respuesta del Gobierno.

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