Javier Fumero

Qué pasará en Cataluña el día después

¿Y después del 1-O, qué va a pasar? Los analistas comienzan a preguntarse por el día después del referéndum independentista. Qué va a pasar, a qué escenarios nos enfrentamos. Uno que se maneja es la convocatoria adelantada de elecciones autonómicas por parte de la Generalitat.

El plan tiene su fundamento. Una vez movilizada la gente, enardecidos los ánimos, explotado el victimismo ante las duras medidas ordenadas por los jueces, alimentada la sensación de atropello… es el momento de citar a la población democráticamente –esta vez sí- y proponer una vez más un plebiscito.

Pero esta opción tiene una pega, adelantada en este medio a principios de agosto. A los independentistas no les salían entonces las cuentas. Antes de todo este maremagnum, los sondeos eran más bien pesimistas. Las encuestas daban la victoria a Esquerra, por supuesto, pero el bloque independentista (ERC + PDeCat + CUP) perdía la mayoría parlamentaria.

El PDeCAT nunca ha querido elecciones anticipadas. Sabe que su desplome será apoteósico y será arrollado por la izquierda y la derecha. De hecho, existe un movimiento interno entre los antiguos Convergentes para alumbrar una nueva formación que, libre del polvo y la paja de la corrupción, los Pujol, Artur Mas y Puidgemont, retome la senda del nacionalismo moderado. Pero ese partido hay que jugarlo.

Esquerra estaba encantada con un adelanto electoral. ERC puede conseguir los mejores resultados de su historia. Pero insisto: en agosto hubo una llamada a la prudencia. Los sondeos indicaban que la mayoría independentista en el Parlament estaba amenazada: no estaba tan claro que la suma de ERC, PDeCAT y la CUP diera más de 68 escaños.

A todas estas Ciudadanos se ha desmarcado pidiendo precisamente un adelanto electoral. Según cuentan desde el partido de Albert Rivera el motivo es este: sondeos internos de la formación naranja confirman a diez días del referéndum que hay un ligero retroceso del independentismo.

En estos momentos, explican desde Ciudadanos, la situación sería de empate técnico entre separatistas y unionistas. La diferencia estaría en apenas uno o dos escaños. PDCat, ERC y la CUP con 66-67 diputados, entre uno y dos por debajo de la mayoría absoluta

Quedaría por resolver otra incógnita: qué pasará con Ada Colau. La alcadesa de Barcelona ha dejado claro (por si alguien tenía dudas) de que su primer objetivo ahora es la Generalitat y después, se pondrá como objetivo Madrid. Quien sabe si relevando a un Pablo Iglesias exhausto…

En cualquier caso, esta semana puede provocar un “calentamiento” de las encuestas. Los sondeos que recojan datos muy cerca del 1-O no serán muy realistas: captarán la opinión de ciudadanos enardecidos por la batalla que se libra esos días en Cataluña. Después, si se convocan elecciones anticipadas, pasarán los meses y cuando llegue el momento de votar… quizás el sufflé haya bajado. Entonces, quizás la gente, harta de enfrentamientos, mande a los extremistas a paseo.

 

Este es el riesgo que ERC y la CUP deben valorar si se atreven a correr.

Más en twitter: @javierfumero

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