José Apezarena

Pedro Sánchez se enfrenta a un enemigo sorpresa: el Banco de España

Sede del Banco de España, en Madrid.
Sede del Banco de España.

Pocos llegarían a imaginar que el Banco de España, la seria y adusta institución que teóricamente vela por la marcha del sector financiero, y aun de la propia economía del país, podría convertirse un día en rival, cuando no enemigo, del Gobierno. Pues es lo que está pasando. Para enfado máximo del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Ayer se escenificó otro episodio más. Ante el Congreso de los Diputados, el gobernador, Pablo Hernández de Cos, planteó una enmienda casi de totalidad a los Presupuestos del Estado para 2019 elaborados por el Gobierno.

Sin cortarse lo más mínimo, afirmó que las previsiones de ingresos tributarios están infladas, mediante una argucia contable para elevar la recaudación por IVA. Y, por tanto, avisó de un riesgo alto de incumplimiento del déficit.

Ya lo proclamó hace un mes, cuando el Gobierno lo anunció, pero el gobernador volvió a repetir que la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros supondrá un lastre para la creación de empleo.

El Gobierno es consciente de que el Banco de España se ha convertido en una especie de "oposición", a la vista de los varapalos recibidos cuando se ha puesto a analizar la política económica.

Y admite que las críticas a algunas de sus medidas estrella no han gustado al presidente Sánchez. Que empieza a ver al Banco de España como “un enemigo a batir”.

Moncloa es consciente de que, aunque el cargo de gobernador ha perdido mucha importancia, por el traslado de competencias al BCE, sin embargo el Banco de España constituye un púlpito muy atractivo y sonoro desde donde criticar la política económica.

Como intento de respuesta, el Gobierno acaba de crear la Autoridad Independiente de protección al cliente financiero, asestando así un golpe a la credibilidad del Banco de España, que ya cuenta con una oficina virtual de quejas, reclamaciones y consultas, teóricamente para ofrecer esa protección a los ciudadanos frente a la banca.

Con esa medida, el presidente ha querido dar a entender que la institución "no estaba haciendo lo suficiente para proteger a los consumidores”.

 

Como se ve, la guerra está abierta.

Un problema añadido para Pedro Sánchez y el Gobierno es que el mandato de Pablo Hernández de Cos, nombrado por Rajoy pocos días antes de la moción de censura, tiene por delante seis años.

Si se mantienen en el poder, se les van a hacer muy largos.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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