José Apezarena

Y Pedro Sánchez, como siempre, conspirando

Pedro Sánchez, en su reunión con Torra en Barcelona.
Pedro Sánchez, en su reunión con Torra en Barcelona.

Pedro Sánchez se ha visto inesperadamente apeado de la tan deseada poltrona de La Moncloa. Y no le ha sentado muy bien.

Sánchez confió hasta el último minuto en que sería capaz de reconducir la negociación de los Presupuestos, y ahora, con la derrota, ha vuelto a revivir de alguna manera los sentimientos de aquella dramática defenestración, cuando el Comité Federal le obligó a abandonar la secretaría general del PSOE.

Si entonces no se resignó, sino que siguió peleando y al final reconquistó la sede de Ferraz, algo parecido tiene en la cabeza hoy: recuperar la presidencia del Gobierno. Y está en ello.

Tiene la convicción de que, si surge la oportunidad, el voto de Podemos es seguro. Es consciente, a la vez, de que se la volverá a jugar en conseguir los apoyos de los nacionalismos catalán (Esquerra más PDeCAT) y vasco (el PNV y los herederos de ETA). Por eso los sigue cultivando.

Por eso no se está cerrando ninguna puerta.

Por eso se mantiene en silencio ante las provocaciones diarias y las proclamas que vienen lanzando, en el Tribunal Supremo, los procesados por el intento independentista. Ni una palabra.

Por eso no ha dado marcha atrás en la orden a la Abogacía del Estado de que retire la acusación de rebelión, sino que persiste en la de sedición.

Por eso se mantiene pasivo ante los disturbios que se vienen produciendo en Cataluña, con los CDR campando a sus anchas y sin hacer nada por solucionar la última huelga general.

Y por eso, la prueba del nueve, ha quitado de en medio al personaje más molesto para el independentismo, Josep Borrell. Les ha entregado la cabeza, Le envía a Bruselas en contra de su voluntad, porque el todavía ministro de Exteriores no tiene ningunas ganas de irse a Europa.

 

Eso sí, Sánchez le habrá prometido que le convertirá en comisario europeo. Incluso en un comisario importante, porque a Borrell no le apetece nada volver al aburrimiento del Parlamento de Estrasburgo, que ya presidió y sufrió.

Hablando del independentismo vasco, ahí está el "detalle" de la salida de la Guardia Civil de Navarra. Y en cuanto al PNV, dicen estar desencantados, pero ya se sabe que, en su caso, con dinero todo es posible.

Pedro Sánchez no ha dejado de conspirar. No cierra la puerta a configurar de nuevo la "mayoría de la moción de censura". Confía en que los del "gobierno Frankenstein" le volverán a votar.

Y esa posibilidad no está descartada. Porque hay encuestas que sugieren que tan confuso conglomerado político podría volver a configurarse tras las generales de abril.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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