El ‘francotirador’ de Ciudadanos: tres años apuntando a Albert Rivera

Pedro Ruiz se ha hecho fotógrafo de la mano del ex líder de Ciudadanos. Aterrizó en la política desde el mundo audiovisual y los eventos, y se ha convertido en el Pete Souza de la fotografía institucional en España. Con la máxima confianza de Albert Rivera, su trabajo supone un salto de calidad que aporta coherencia, relato y calidad a las fotografías políticas. Su obra de más de 250.000 instantáneas frescas es gran parte de lo que quedará en las retinas del paso del joven que quiso revolucionar el bipartidismo español y se tuvo que apear del tren el pasado 10N

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Pedro Ruiz junto a Albert Rivera

Pedro Ruiz se ha hecho fotógrafo de la mano del ex líder de Ciudadanos. Aterrizó en la política desde el mundo audiovisual y los eventos, y se ha convertido en el Pete Souza de la fotografía institucional en España. Con la máxima confianza de Albert Rivera, su trabajo supone un salto de calidad que aporta coherencia, relato y calidad a las fotografías políticas. Su obra de más de 250.000 instantáneas frescas es gran parte de lo que quedará en las retinas del paso del joven que quiso revolucionar el bipartidismo español y se tuvo que apear del tren el pasado 10N

Todo el día persiguiendo a Albert Rivera, rozando su nunca. Apuntando y disparando. Con una obsesión en el objetivo, como de yonqui. Click, click, click. Pedro Ruiz llevaba tres años caminando los mismos pasos del ex presidente de Ciudadanos y ahora está como huérfano de la persona que copaba muchas horas de sus días, muchos días de sus meses, muchos meses de estos tres años “que me han parecido cuatro décadas de enorme intensidad”. Sin que se note. En la sombra. Como un León-el-profesional del tiro al blanco. Como un francotirador de momentos. Pedro Ruiz ha sido el fotógrafo de cámara de Albert Rivera.

Este hombre detrás del telón ha convertido a Rivera en un Obama de la fotogenia, y eso que se ha hecho fotógrafo en este trienio revolucionario para su currículo. Todo empezó por casualidad, porque él, hasta 2015, se dedicaba a la comunicación audiovisual y a los eventos. Pero antes de las elecciones municipales de Madrid de hace cuatro años, un amigo le pidió ayuda para seguir a Begoña Villacís, y la candidata de Ciudadanos en Madrid contó con él para aquella campaña electoral. Esa fue la primera instantánea de este carrete. Después vinieron unos meses de tarea ajena a la política, hasta que en febrero de 2016 el Grupo Parlamentario de Ciudadanos en el Congreso contactó con él. Necesitaban un fotógrafo y le animaron a meterse en la Cámara Baja para una prueba de aptitud para la plaza nada más y nada menos que el día de la primera investidura fallida de Pedro Sánchez. Aquel 4 de marzo de 2016 Pedro Ruiz le disparó por primera vez en la cara a Albert Rivera. Aquel 4 de marzo fue también la primera vez que Ruiz entraba en el hemiciclo. Esa misma noche consiguió el puesto. Esa misma noche empezó una carrera ascendente y en esprint.

Albert Rivera

Un mes y pico después de aquella pérdida múltiple de la virginidad profesional, fotógrafo y líder hablan por primera vez. “En principio me iba a encargar de cubrir la actividad del grupo en el Congreso, pero a finales de abril me dijeron que Albert había pedido que me fuese con él. Me acuerdo perfectamente del día: fue el 21 de abril de 2016”.  Desde entonces, hasta el lunes naranja casi negro -11 de noviembre de 2019- en que Rivera dimite como presidente de Ciudadanos, los dos han vivido todo pared con pared, los dos han estado muy cerca, los dos se han hecho amigos, y, seguramente, los dos se echen de menos.

Ruiz ha contado con la ventaja de que a Albert Rivera le gusta la imagen, le gusta comunicar, y entiende perfectamente su oficio. “Incluso entiende de cosas técnicas, como los puntos de fuga, y esas cuestiones”. Aun así, en estos años “nunca me ha dicho cómo tengo que hacer una foto, qué valores debo ensalzar con la imagen… El departamento de Comunicación pauta las claves -qué se debe potenciar, qué se debe tener en cuenta-, para difundir un mensaje coherente, pero, de todas formas, al final sabes perfectamente qué tipo de fotos tienes que hacer”.

¿Qué has querido transmitir en tus fotos de Albert Rivera?

En esta última época, todo el mundo ha querido ser Pete Souza, el fotógrafo de Obama. Cuando entré, en Ciudadanos me dijeron que necesitaban ese tipo de fotos.  Pero, claro, ni Albert Rivera es Obama, ni yo soy Pete Souza… Yo era consciente de que los medios de comunicación ya tenían la foto política, más informativa, y entonces, mi objetivo era hacer un trabajo que sirviera para evidenciar el lado humano. Hacíamos las fotos institucionales, de reuniones, y tal, pero les dábamos un valor añadido, para mostrar con imágenes la empatía, la valentía, la capacidad de trabajo, y los valores que representa Albert Rivera. Mi prioridad era que las fotografías reflejaran cercanía: cariño, toques, abrazos, porque él, en la calle, ha sido así. La cantidad de tiempo que le ha dedicado a saludar a ciudadanos y hacerse selfies en estos años es enorme. Yo lo he visto con estos ojos, y con los ojos de la cámara.

Pedro Ruiz ha querido poner en su foco a la persona detrás del político, y además ha conseguido darle un toque presidencial fresco. De vez en cuando se salta la valla de la intimidad, aunque “los líderes políticos bunkerizan su vida privada. Es lógico. Están demasiado expuestos como para exponer también a sus familias”. Pero el grado de confianza avanza tanto que Ruiz se mete hasta el fondo de la cocina con absoluta normalidad. Escondido, en segundo plano, el fotógrafo del ex presidente de Ciudadanos está, a veces, en uno de los momentos en los que Rivera se quita el traje y se quita casi todo, para nadar. Hay fotos.  

Precisamente esta conexión personal y profesional es la que ansían muchos fotógrafos institucionales, pero en los pasillos de las alas oestes y los housesofcards sigue primando el poder del texto -titular, nota de prensa, declaraciones…- en el mundo de la imagen. En el siglo de Instagram, en muchos departamentos de Comunicación de partidos e instituciones -Casa Real y Moncloa, encabezando el ranking- los fotógrafos, en general, brillantes, siguen siendo los últimos monos.

 

No hay más que echar un vistazo rápido a su perfil de Instagram para saber que el Rivera que pudo ser presidente se construyó gracias, también, a estas instantáneas convertidas en planos de cine. Más de 250.000 primeros planos, planos detalles, planos cortos, planos americanos… en este gran plano secuencia de tres años de duración. Solo hay dos escenas que se le han quedado en el tintero de la recámara: el abrazo con Obama de julio de 2018, “que fue un encuentro muy rápido”; y la entrada de Rivera en el Palacio de la Moncloa, “que se quedó en stand by después de las últimas elecciones generales”.

Tampoco le hizo fotos un día muy especial. Era junio y era 2017. Un año después de meter el secreto de sus cámaras en Ciudadanos, falleció su padre. Duelo. “Ese día, Albert rompió su agenda para venir al tanatorio a acompañarme, junto con otros miembros de su gabinete, y algunos diputados. Para mí fue un momento particular. No hice fotos, pero se me ha quedado muy grabado ese detalle, porque él me podría haber llamado por teléfono, pero quiso estar ahí, también porque nos hemos hecho amigos”.

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Un ‘yonqui’ del gremio

Rivera y Ruiz se veían casi todos los días. Foto aquí, foto allá. Actos, viajes, comidas. Campañas electorales a muchas revoluciones por segundo. “Al final, en estos años, le he dedicado más tiempo a Albert Rivera que a mi mujer y a mis hijos. Es lógico. Luego he intentado compensar aprovechando al máximo los tiempos en casa. Pero ha sido un trabajo que he disfrutado bastante. Quizás suene fuerte, pero soy un poco yonqui de esto. Me apasiona lo que hago, y casi todos los que hemos estado cerca de Rivera hemos sentido lo mismo”.

Quizás suene fuerte, pero soy un poco yonqui de esto. Me apasiona lo que hago, y casi todos los que hemos estado cerca de Rivera hemos sentido lo mismo”

¿Alguna vez te ha pedido disculpas por acaparar tanto tu día a día y alejarte, sin querer, de tu casa?

Él es muy consciente del esfuerzo que hemos hecho para trabajar a su lado, pero hemos estado con él a muerte. Somos adictos a esto. Nos gusta el meneo. Es cierto que la última campaña no la hemos disfrutado tanto, porque ha sido muy dura y un poco triste… Él era tan consciente de la intensidad de muchos momentos que nos animaba a cogernos días para estar con la familia después de periodos con agendas más complicadas. La conexión humana con él ha sido espectacular. Siempre ha agradecido nuestro trabajo.

Ruiz veía entrar a Rivera por la sede y ya sabía si ha dormido mal, si llegaba quemado por algo que había leído, si estaba contento, si le apretaba un zapato. Al final son uña y carne, visor y diafragma, objetivo y obturador. Se hablan, se cuentan, se entienden. Pero, hasta la noche electoral del pasado 10N, Ruiz no se huele la dimisión. “Me llegó el rumor de esa posibilidad el mismo día de las elecciones, y escuchando el discurso de esa noche supe que aquello era solo una primera parte, y que el lunes sería la segunda, porque le conozco, porque he palpado su coherencia en muchas ocasiones”.

“Para mí estas semanas han sido unas semanas de mierda. Literal. He pasado una especie de luto por una persona con la que he compartido mucho tiempo y con mucha intensidad. Él quería cambiar la política española. Se ha podido equivocar en alguna cosa, pero tenía muy claro que estaba inmerso en reformar este país. Yo era consciente de que él no se iba a atornillar al sillón, eso lo sabemos todos los que le conocemos. Con el aprecio que le tengo, mientras avanzaba su discurso de dimisión, a la vez que hacía fotos, se me escapaban algunas lagrimillas. Ahora, fuera de los focos, se dedicará a ser mejor padre, mejor pareja, mejor hijo, porque más allá de la política, hay mucha vida”.

He pasado una especie de luto por una persona con la que he compartido mucho tiempo y con mucha intensidad. Él quería cambiar la política española. Se ha podido equivocar en alguna cosa, pero tenía muy claro que estaba inmerso en reformar este país

Ruiz es consciente de que ha contado la historia de Ciudadanos en sus últimos años. Ha sido el primero en seguir a su primer presidente. En medio, al borde de los 40, ha descubierto su profesión y, quizás sin querer, otro estilo de hacer fotografía política que desbanca al tono imperante: una crónica gráfica casi siempre gris, casi siempre sin relato, casi siempre sin coherencia, en casi todos los partidos. “Todos mis compañeros son muy buenos fotógrafos, pero yo me siento más cercano al trabajo que hace Dani Gago en Podemos. Pienso que él sí cuenta una historia homogénea mientras sigue a Pablo Iglesias, con el que está desde el principio. Pablo Casado y Santiago Abascal llevan poco tiempo, pero se empieza a ver una línea coherente en sus imágenes oficiales. El relato de las fotos de Pedro Sánchez me parece un poco descabezado, no por el fotógrafo, igual es una cuestión de los departamentos de Comunicación o de Redes Sociales. Lo que sí veo es que para Ciudadanos y para Podemos, la imagen es muy importante”.  

Me siento más cercano al trabajo que hace Dani Gago en Podemos. Pienso que él sí cuenta una historia homogénea mientras sigue a Pablo Iglesias, con el que está desde el principio

Albert Rivera

Relevo tras el duelo de la partida

Albert Rivera le llama “Pit”. Han corrido juntos alguna vez. “Y también nos hemos tomado alguna copa. Lo normal”. El gremio reconoce de forma bastante unánime su trabajo. Muchos fotógrafos de medios o de otras instituciones aprovecharon la noticia de la dimisión para hacer público en las redes su aplauso al Pedro Ruiz de detrás del telón. Y dos días después del adiós del ex presidente de Ciudadanos, otro partido político le ha lanzado una OPA. Él, seguramente, será el fotógrafo de cámara de Inés Arrimadas y muy probablemente seguirá documentando la historia gráfica de Ciudadanos en esta nueva etapa, una misión de la fotografía institucional relegada a un sexto plano en estos tiempos de inmediatez. Foto, edición exprés, adjuntar, enviar, y a por otra.

Él, seguramente, será el fotógrafo de cámara de Inés Arrimadas y muy probablemente seguirá documentando la historia gráfica de Ciudadanos en esta nueva etapa

Mientras corre la actualidad política y Ciudadanos cambia de cabeza visible, Pedro Ruiz -campechano, amable y suave, como sus fotos- sigue estudiando la obra de Pete Souza. Sigue revisando las fotografías con las que Mark Shaw inmortalizó a Kennedy. Sigue las nuevas olas que abren en el panorama fotográfico institucional Soazig de la Moissonniere, fotógrafa oficial de Enmanuel Macron; Adam Scotti, retratista del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; o Marcelo Segura, fotógrafo de la Presidencia de Chile.

Después de la despedida, sin que su cámara interior olvide lo que ha vivido con Albert, Pedro Ruiz recarga baterías y se prepara para seguir muy de cerca a Arrimadas: la primera mujer -previsiblemente- que lidere un partido político en España. Un segundo round que es, también, un primer asalto. Cuerpo, visor, lentes, disparador, sensor, anillos de enfoque, obturador, teleobjetivos. Todo listo para la nueva aventura. La longitud focal está pillada. El ángulo de cobertura, entrenado, como el factor de ampliación del objetivo.

Después de la despedida, sin que su cámara interior olvide lo que ha vivido con Albert, Pedro Ruiz recarga baterías y se prepara para seguir muy de cerca a Arrimadas: la primera mujer -previsiblemente- que lidere un partido político en España

Sube y baja el diafragma con la respiración del calentamiento antes de que empiece la carrera. Sin más flashes que los del trabajo bien hecho, Pedro Ruiz, el discreto pionero, el que llegó en paracaídas, salta de nuevo al terreno de juego para meter fotos como goles. Al político que nació desnudo, este fotógrafo le ha hecho un traje.

Un ‘yonqui’ del gremio

De las 250.000 fotos hechas y archivadas, Pedro Ruiz elige quince imágenes inéditas que representan bien su trabajo en estos tres años junto a Albert Rivera y los valores del ex presidente de Ciudadanos en su última etapa. Las revelamos:

Albert Rivera

↑❶ Primer round. 4 de marzo de 2016. Pedro Ruiz entra por primera vez en el hemiciclo y retrata por primera vez a Albert Rivera. Esa misma noche, el equipo de Ciudadanos ve sus fotos y le fichan sobre la marcha para seguir a su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados.

Albert Rivera

↑❷ Un quijote naranja sobre fondo gris. En abril de 2016 el Congreso homenajea a Cervantes a bombo y platillo. Ese día Pedro Ruiz arranca su etapa como fotógrafo de Albert Rivera. En la estampa, un quijote en traje, discretamente en su sitio, afrontando los tres años de ilusiones, molinos de viento y tempestades que se le vienen encima.

Albert Rivera

↑❸ La mirada alta de un joven ambicioso. Día de la Comunidad de Madrid. Pedro Ruiz retrata a Rivera con gafas y en equipo, mirando al cielo entre gente muy diversa: militares, eclesiásticos, populares, diputados de Podemos... Cerca, otros también le hacen fotos, como reconociendo públicamente una cierta singularidad.  

Albert Rivera

↑❹ La gorra de Ciudadanos. Valencia, acto durante la campaña electoral de 2016. Cielo azul, sonrisa, equipo. De aquellas elecciones salieron 3.141.570 de votos y 32 diputados. Mucha gente de a pie se siente atraída por su proyecto y algunos, incluso, salen de la sociedad civil para vestirse la equipación de los naranjitos de Rivera.

Albert Rivera

↑❺ En defensa de la Constitución. Manifestación a favor de la Carta Magna en Barcelona, octubre de 2017. Con banderas de España y banderas de Cataluña, de frente al pueblo, de espalda a los separatistas, Albert Rivera contempla el clamor de una parte de la calle junto a Inés Arrimadas.

Albert Rivera

↑❻ España y Cataluña. Barcelona, 2017. Pedro Ruiz retrata a Albert Rivera entre la gente y sonriente, tocado por una mayoría que agradece su discurso claro sobre el constitucionalismo y la libertad en una Cataluña a presión.

Albert Rivera

↑❼ A contracorriente. Como un Kennedy o un Obama, en un brillante ejercicio de contraluz, Pedro Ruiz capta a un líder de espaldas que mira la luz al final de túnel, y que, incluso, desprende algo de luz propia.

Albert Rivera

↑❽ Un líder con corazón. En esta instantánea, Albert Rivera toma en sus brazos a Inés, la tercera hija de Begoña Villacís. Mayo de 2019. Pedro Ruiz, en su afán por destacar el lado humano de Rivera, auna en una imagen su apoyo a los estrechos colaborades y una evidente sensibilidad humana.

Albert Rivera

↑❾ Emperator. Roma, 2018. Albert Rivera acude a la Ciudad Eterna para reunirse con diferentes políticos. Hablan del futuro de la Unión Europea y del auge de los populismos. Pedro Ruiz aprovecha una cumbre para retratar el lado universal del ex presidente de Ciudadanos, con Roma a sus pies y San Pedro, al fondo.

Albert Rivera

↑❿ Chico Martini. En la galería de Pedro Ruiz hay muchas instantáneas casual de Albert Rivera, como esta. Un político de su generación, con estilo propio, se mete en la harina del poder sin perder su identidad.

Albert Rivera

↑⓫ Con La Roja por bandera. Junio de 2016. El candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno se ha vestido con la camiseta de La Roja para seguir el partido de la selección española desde la pantalla gigante que su formación ha instalado en el centro de Barcelona. En ese acto multitudinario le acompañan alguno de sus colegas de partido. Pedro Ruiz les mete en el epicentro de un contexto político con reticencias a explicitar su apoyo a los símbolos de España y les convierte en delanteros del orgullo patrio sin complejos.

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↑⓬ Mar adentro. La estrecha relación entre fotógrafo y político es esencial para entender el trabajo de Pedro Ruiz. En esta ocasión, se cuela en uno de los momentos íntimos, sin pisar vida privada. La natación le da alas a Albert Rivera, y ahí también ha estado Ruiz para contarlo.

Albert Rivera

↑⓭ Como una moto. Viaje sobre ruedas de Albert Rivera a Valladolid para un acto de la última campaña electoral. Pedro Ruiz retrata a un hombre que cumple sus responsabilidades, pero que está pegado al asafalto; con carga laboral al frente de Ciudadanos, pero con aficiones. Como uno más de los españoles que cruza autopistas un día tras otro.

Albert Rivera

↑⓮ Un adiós sin matices. El 11 de noviembre de 2019 Albert Rivera dejó la presidencia de Ciudadanos y la actividad política. Entre alguna lágrima, Pedro Ruiz le retrata mirando hacia arriba, con gesto agridulce, aplaudiendo la valentía de un líder que dimite por coherencia.

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↑⓯ Despegue vertical. Comienza una nueva etapa en Ciudadanos y previsiblemente Inés Arrimadas llevará las riendas. Pedro Ruiz ya la ha retratado en toda su esencia a la primera. A partir de ahora, el hombre que convirtió a Albert Rivera en un Obama pondrá toda su experiencia sobre el tapete para vestir a la primera mujer que lleva la batuta de un partido político en España en la primera mujer presidenciable de la historia del país, si los votos acompañan.

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