José Apezarena

¿Y qué pinta Rusia en Cataluña?

Las injerencias rusas en la campaña electoral norteamericana han sido acreditadas por los servicios de seguridad de aquel país, singularmente el FBI.

Y lo mismo ocurre respecto a la presencia y actividad de agentes rusos en Cataluña a propósito del intento independentista, del fallido referéndum, de la proclamación de la supuesta república, de la aprobación del artículo 155, etc.

Los apoyos a los separatistas han incluido soporte técnico para el sostenimiento de muchas de sus páginas en Internet cuando estaba siendo bloqueadas por informáticos de la Guardia Civil, lo mismo que la difusión de rumores, comentarios y noticias falsas, una de ellas relativa a la supuesta presencia de carros de combate en las calles de Barcelona.

Todo ello explica que los servicios de seguridad españoles hayan calificado de "descarada" la actividad de agentes rusos en Cataluña.

Visto lo visto, parece obligado preguntarse: ¿pero qué caramba pintan los rusos en Cataluña? ¿Qué se les ha perdido allí? ¿Por qué se han implicado en una cuestión tan aparentemente lejana, geográficamente, pero también para sus intereses inmediatos?

Algunas explicaciones hay. Para empezar, que el nuevo zar ruso, Vladimir Putin, no se resigna a que su país pueda convertirse en una potencia de segunda. Y, por eso, se esfuerza en hacerse presente en todas partes donde sea posible: quiere estar en todos los guisos y con ello ser relevante.

La intensa presencia de fuerzas rusas en Siria, luchando contra el Isis al lado de las tropas de Bashar al Asad, es una de esas maniobras. Y los apoyos bajo cuerda al peligroso dictador norcoreano, otra.

Rusia busca recuperar protagonismo, importancia internacional, porque Putin no renuncia al sueño del imperio zarista. Las incursiones en Ucrania, donde sigue controlando medio país, y la conquista de Crimea, son dos manifestaciones de ese planteamiento. Junto con el tutelaje a varias de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas, sobre todo asiáticas.

Ante ese panorama, algunos analistas internacionales afirman que ha vuelto la "guerra fría". Y no faltan quienes incluso sostienen que ha comenzado la Tercera Guerra Mundial, que en gran medida se está ya librando en los escenarios de Internet. Un específico territorio, por cierto, donde la actividad rusa es muy intensa.

 

Con esos movimientos, Putin se ha propuesto debilitar a los posibles rivales, ponerles a la defensiva, bien se trate de Estados Unidos, de China... o de Europa.

Esa Europa que se ha movilizado incluso militarmente frente a Rusia, desplegando en sus fronteras aviones de combate, unidades acorazadas y tropas.

Y este es el meollo del asunto, la respuesta a la pregunta inicial. Moscú busca debilitar a esa Europa, que, además de ser un rival económico, le está haciendo frente también con soldados.

Porque, si Cataluña lograra la independencia, con ello no solamente castigaría a España como tal, dando origen a un país que se empobrecería y perdería importancia internacional, sino que, sobre todo, abriría la espita a una imparable escalada de reivindicaciones territoriales a lo largo y ancho de la Unión Europea. Un proceso que dinamitaría la propia existencia de la Unión.

Eso pretende Vladimir Putin, mezclándose en un contencioso aparentemente tan lejano para él como es el conflicto de Cataluña.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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