La princesa celta

Rosina, es veterinaria y ejerce su profesión en Carril, Pontevedra, y de buena persona y amiga en todo el mundo.

Un día ya lejano, y a través de la pantalla de mi ordenador personal apareció en una noche tranquila, en la que yo me encontraba buscando algo de conversación, alguien con quien charlar. En seguida se notó que al otro lado, a la que aparecía con un “Nick” con nombre de río, le ocurría lo mismo que a mí en la soledad de la noche, también se veía con ganas de hablar, y lo hicimos, desde entonces no hemos parado, incluso hemos ampliado nuestros canales de comunicación.

Pasado el rato de charla, personalizamos nuestro chat y lo hicimos más personal, yéndonos al nuestro privado, y seguimos hablando mucho rato. Todavía hoy bendigo aquel encuentro, el mundo virtual me estaba regalando uno de los mejores regalos que se pueden recibir, una amistad como pocas veces puede imaginarse.

Ella es Rosina, una mujer independiente y comprometida con su profesión, y no sólo con ésta, ya que se enzarza en batallas que a veces parecen bizantinas a los ojos extraños, en pro de los derechos de su tierra, de sus gentes y de los animales, sí, porque su vida transcurre entre perros, gatos y otros animales más o menos domésticos, o exóticos, Rosina decidió de joven hacerse veterinaria, y lo consiguió, y ahora ejerce en su Galicia natal, y como no cabía menos ejerce de gallega con vehemencia, tanto que yo podría decir parafraseando al cantante que “todo el gallego que supe y que sabré nunca fue cosa de ella”.

Rosina formó parte de la plataforma que luchó por conseguir que la isla Cortegada, situada en la Ría de Arousa, donde ella vive, justo enfrente de su casa de Carril, pasara a ser de dominio público el 30 de agosto de 2007, después de largos años de luchas entre administraciones y particulares. También se embarca en proyectos y estudios sobre animales exóticos, allende los mares.

Pero Rosina, “la princesa celta”, es más cosas, es una sonrisa amable en un gran corazón, la cual no le importa enseñarte tanto si cuenta contigo como amigo como si no, a veces pienso que la naturaleza la ha dotado de una presencia física amplia, para poder albergar tan grande corazón. Hablar con ella es notar como su cálido tono de voz y su acento gallego, entran por tu oído como una sinfonía de palabras amables, esto cuando te quiere, pero si tiene que mostrar su enfado, entonces saca su vena y postula sus razonamientos no solo con un alto tono de voz, sino con argumentaciones racionales. Pero nunca han faltado de sus labios palabras de consuelo y aliento cuando un amigo o amiga lo necesitaba.

En su fuero interno, en su credo, no cabe la situación de dejar a un amigo atrás, abandonado a su suerte, bien lo supe cuando mi casa estaba envuelta en llamas y ella llegó corriendo con su extintor, cuando mi alma era presa del desaliento y encontré consuelo en sus palabras y alegría en sus llamadas y conversaciones, las que ya hemos institucionalizado entre ambos desde hace tiempo. La nobleza de su corazón está más que demostrada, en su quehacer diario, en su ciudad, donde la gente la conoce y la aprecia.

Gusta de compartir sus decisiones y cuestiones con las personas que quiere, y lo hace fácil, lo mismo que a la inversa, cualquier cosa le puedes plantear a Rosina, ella siempre te da un punto de vista distinto del tuyo, ella ve las cosas a media distancia.

Y algo hay en ella que es su alma mater, no renuncia a nada de lo que le pueda dar la vida, y menos a su independencia. Es por definición todo aquello que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en cómo es una buena amiga, algo tendrá cuando en su Carril, en el interior de la Ría de Arousa, todo el mundo la aprecia, y la quiere, y no sólo, allí, se que la queremos en otras muchas partes, Salamanca, Alicante, Logroño, País Vasco, Barcelona, Portugal, y en muchos otros lugares de fuera de nuestro país.

 

Cada día atiende a los animales en su clínica veterinaria, cada día pasea por la playa de Carril, o por el monte cercano, casi siempre acompañada de perros, propios y pacientes, donde recibe algunos regalos que le otorga la vida, puestas de sol maravillosas, el romper de las olas en la costa, o su arrullo cuando no son tan bravas, conoce de gastronomía de la zona muy bien, de hecho, y aunque no he tenido ocasión de probarlas, ella siempre alardea de preparar las zamburiñas como nadie, y otras cosas típicas de por allí, las cuales compra a los que las traen del mar cuando pasan por su puerta, y siempre paga el precio que cree justo, aunque se las quieran cobrar más baratas, dice que el trabajo del mar es muy duro y no se puede escatimar con eso.

Un día Rosina dejó de ser una amiga virtual, para tomar forma, el día en que nos conocimos, aquel 22 de noviembre de 2007 en el aeropuerto de Barajas, donde tuve además la suerte de presenciar la llegada de una cigüeña especial, el día en que ambos coincidimos en nuestros viajes, y he de decir que aquellas cuatro horas no pueden condensar cuanto siento por ella, el cariño que le he llegado a tener, y aunque nuestro conocimiento se estructura siempre en nuestra relación epistolar, fue un momento indescriptible recibir el abrazo de mi amiga y poder corresponderlo de la misma manera.

Me ha enseñado cosas de su cultura que yo apenas intuía, cosas que solo sabe quien está imbuido por ella desde el mismo momento de su nacimiento, en aquel lugar, cosas como conjuros de queimadas, de mariscadores y percebeiros, de meigas que vuelan por las noches a los arenales de Cádiz, para hacer sus aquelarres. A Rosina, la cultura Gallega le brota en cada palabra, en cada suspiro, en cada pensamiento, le gusta muchísimo viajar, a pesar de disponer de poco tiempo para ello.

Por todas estas cosas es por la que hablo de Rosina con tanta cercanía, casi con euforia, ¡tanto cariño la tengo! y ambos tenemos algo claro, que es, que de una amistad virtual de las que hay muchas, nos ha nacido un gran cariño y amistad mutuos, y ello a pesar de saber que la sociedad siempre mira de soslayo este tipo de amistades, poco nos ha importado a ambos.

Me siento orgulloso de mi amistad con Rosina, con la Princesa Celta, Señora de Carril y conquistadora de Cortegada, pero creo que su ciudad, su tierra sienten algo parecido a lo que siento yo en cuanto al orgullo se refiere. Debería de llegar un día y no muy lejano en que la sociedad en la que vive y trabaja, la comunidad por la que tanto se desvive esta mujer tuviera cuando menos un gesto de reconocimiento para con ella, y estoy seguro de que será así.

Rosina, es en pocas palabras, todo aquello que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en las virtudes que debe poseer una buena persona. Para mí está claro, es mi amiga, sobre todo por ese compendio de virtudes, y estoy orgulloso de su amistad. Tengo que decirlo bien alto y claro, debería haber mucha gente como tú en este mundo, sin duda sería mucho mejor, Rosina ¡gracias por existir!

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