El PSOE busca una nueva ‘causa contra la ultraderecha’ que movilice al electorado el 10-N

Moncloa pretende lograr un tercer “efecto 23-F”. Funcionó en 1982, tras el golpe de Estado, y el mes de abril, tras la “foto de Colón”: participaciones masivas por encima del 75%

Dirigentes de Vox, PP y UPYD, en la manifestación contra Pedro Sánchez en Colón.
Santiago Abascal y Pablo Casado en la foto de Colón.

A menos de un mes para que se disuelvan las Cortes si no hay investidura en septiembre, el PSOE empieza a asumir que habrá nuevas elecciones en noviembre. En Moncloa se ve cada vez con mejores ojos esa opción. No obstante, se quiere evitar el peligro de una gran desmovilización del voto de izquierdas que pueda dar opciones al bloque de derechas.

Con los datos en la mano, al PSOE le convienen elecciones. Así se lo aseguran al propio Pedro Sánchez desde su propio gabinete y también Félix Tezanos. Al presidente le insisten en que, si hay nuevas generales, el partido puede aspirar a los 150 diputados. Y el jefe del Ejecutivo da toda la credibilidad a esos pronósticos.

Pese a ello, en Ferraz insisten en que esas estimaciones se hacen desde una base, los comicios de abril, que tuvieron un componente que se considera “irrepetible”: una amplia movilización del voto de izquierdas que aupó al PSOE a una victoria incontestable.

Desde Moncloa comparten ese diagnóstico, y se asume que la participación, sí o sí, bajará en unos nuevos comicios. Pese a ello, las fuentes del Gobierno consultadas por Confidencial Digital aseguran que el equipo de Sánchez descarta un “desplome”. Por tanto, “compensa” ir de nuevo a elecciones.

No obstante, añaden, se están buscando instrumentos para evitar la desmovilización del voto de izquierdas y lograr, de esa forma, que la mayoría del electorado progresista que acudió a las urnas el pasado 28 de abril regrese de nuevo el 10 de noviembre.

Nueva causa contra la ultraderecha

En aquellas elecciones, reconocen desde Moncloa y desde Ferraz, se consiguió generar una “alerta” por la posible llegada de la “extrema derecha” al Gobierno, a través de un hipotético pacto de PP y Ciudadanos con Vox.

El cambio de gobierno en Andalucía estaba reciente, pero no parecía “asustar” al electorado de izquierdas. No obstante, todo cambió con la llamada “foto de Colón” en la que coincidieron Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal manifestándose en contra del “diálogo” del Gobierno con Cataluña y pidiendo elecciones.

Esa imagen se convirtió en la herramienta que buscaba Moncloa para convertir las elecciones generales en ‘una causa contra la ultraderecha’.

Por ese motivo, Pedro Sánchez anunció el adelanto de las generales apenas cinco días después de esa fotografía y centró su campaña electoral en la necesidad de frenar a la extrema derecha “representada por Vox” y “blanqueada” por PP y Ciudadanos.

 

El objetivo, ahora, es encontrar un nuevo revulsivo para que el votante progresista, descontento por el fracaso de las negociaciones para la formación de Gobierno, vuelva a acudir a las urnas. Solo de esta forma, advierten desde Ferraz, se evitará una gran abstención que ponga en riesgo un contundente triunfo de la izquierda en unos nuevos comicios.

Un tercer “efecto 23-F”

Dirigentes nacionales del PSOE consultados por ECD explican que, desde Moncloa, se han puesto ya a trabajara para lograr lo que empieza a conocerse, tanto en el Ejecutivo como en el PSOE, como un tercer “efecto 23-F”.

Se recuerda, en este sentido, que las elecciones que provocaron la mayor movilización de la historia de la democracia fueron las de 1982, cuando Felipe González accedió por primera vez a la presidencia del Gobierno.

Esos comicios se celebraron apenas un año y medio después del golpe de Estado de Tejero en el Congreso de los Diputados durante el debate de investidura de Calvo-Sotelo, que se presentaba ante la Cámara para suceder en el cargo a Adolfo Suárez.

El PSOE, tras esos hechos y con una UCD en plena crisis, inició una campaña alertando del riesgo de la vuelta de la extrema derecha y de la necesidad de un gobierno socialista fuerte que diera por concluida, de verdad, la etapa franquista, apelando a votar “por el cambio”.

La participación en esos comicios fue del 79,97% y el PSOE, desde los comicios del 93 (con el 76,44%) hasta las pasadas elecciones del mes de abril, nunca había estado tan cerca de esa histórica cifra.

La “foto de Colón” aseguran las fuentes consultadas, provocó el segundo “efecto 23-F” y una gran movilización del electorado, que acudió a las urnas de forma masiva: “Llegamos al 75,78% de participación, doce décimas por encima, incluso, de las elecciones de 2004 cuatro días después de los atentados del 11-M”.

El precedente de las europeas

Con esos dos precedentes en mente, desde Moncloa, más allá de la anunciada “guerra por el relato” con Podemos, se trabaja en convencer al electorado de izquierdas para que acuda de nuevo a votar, apelando de nuevo a la amenaza de la extrema derecha.

Las fuentes consultadas reconocen que el anuncio de Casado de impulsar la coalición “España Suma”, con PP, Ciudadanos y Vox, podría haber jugado a favor de los argumentos del PSOE. No obstante, ahora la esperanza socialista está en los pactos de gobierno como el de la Comunidad de Madrid: “Es muy posible que ahí –en las primeras medidas que se adopten- encontremos motivos para movilizar a la izquierda”.

En todo caso, recuerdan desde Ferraz, en las pasadas elecciones europeas la participación bajó hasta el 64,30% y el PSOE, pese a ello, ganó de forma clara, con el 32,86% de los votos, mejorando incluso el resultado de las generales.

Por tanto, advierten desde el PSOE, una baja participación puede afectar más a los nuevos partidos que a socialistas y populares, que serían los grandes beneficiados de una repetición electoral.

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