Me quedo con Martínez-Almeida
De todos los líderes políticos de nuestro país que se han visto en la tesitura de gestionar esta crisis sin precedentes me quedo con José Luis Martínez-Almeida. El alcalde de Madrid está demostrando un aplomo y un ‘saber-estar’ que muy pocos pronosticaban.
No es que esté lidiando con lo más liviano de la pandemia. Todo lo contrario. El regidor se encuentra en el epicentro del drama. Madrid es la ciudad más contaminada de España (22.677) y la que más fallecidos acumula (3.082). Con la Sanidad más exigida y los profesionales más exhaustos y expuestos.
Para mi, lo principal es el tono general de su propuesta. Se dedica a trabajar. Punto. Sin alardes pero con constancia, despliega una amplia actividad. Está teletrabajando desde casa, pero en algunos momentos realiza videoconferencias de coordinación, también con alcaldes de otras grandes ciudades del mundo.
Todas las mañanas arranca el día con un mensaje de optimismo, de esperanza. Podemos salir de esta. Volveremos a recuperar lo perdido. Unidos somos más fuertes. Vamos a quedarnos en casa para ayudar a los profesionales.
Apenas se le han escuchado críticas. Su tesis es que ahora toca ser parte de la solución. Empujar para detener la epidemia y facilitar el trabajo de los médicos y enfermeros que apenas pueden con todo. Ya llegará la hora de realizar un balance político y ajustar cuentas.
A pesar de lo fácil que resulta, todavía no se le ha escuchado una voz más alta que otra sobre el Gobierno. Está convencido de que Madrid atraviesa la crisis más importante de toda su historia. Y estos días apuesta por lo que denomina “lealtad institucional”.
Eso pasa por una mayor cercanía con la oposición, que no tiene queja. Todo lo contrario. Los partidos que no gobiernan en el Ayuntamiento hablan de su cercanía y humildad. Comunica mucho y no va de sobrado, al revés. Acepta ideas y las pone en práctica. Cuenta con todos.
Por todo lo dicho, aplaudo al alcalde. Habrá tiempo de poner a cada uno en su sitio. Ahora toca sumar.
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