Rechazo social, carestía de la vida, escolarización de los hijos en vasco: así veían los soldados el cuartel de Loyola

El Observatorio de la Vida Militar visitó hace unos años las instalaciones del Ejército de Tierra en San Sebastián que ahora el Gobierno va a enajenar para conseguir el apoyo del PNV a los Presupuestos

Cuartel de Loyola, en San Sebastián.
Cuartel de Loyola, en San Sebastián.

Problemas en el cuartel y fuera de él: los militares que trabajan y en muchos casos viven en el Acuartelamiento “Loyola”, en San Sebastián, explicaron sus quejas sobre el recinto que el Gobierno de Pedro Sánchez ha aceptado enajenar para que en él se puedan construir viviendas.

El Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos ofreció ceder en esta vieja reivindicación del nacionalismo vasco y del Ayuntamiento de San Sebastián, que denunciaba que la existencia del cuartel en esos terrenos impedía el crecimiento urbanístico de la ciudad.

La enajenación ha provocado un gran revuelo. Asociaciones militares como AUME y ATME han trasladado al Ministerio de Defensa las inquietudes de los miembros de las Fuerzas Armadas allí destinados, que ahora no saben dónde serán trasladados y que lamentan que vayan a ser ellos quienes sufran los inconvenientes del cambio de ubicación.

Además, hay quien ve este acuerdo como una cesión del Gobierno de Pedro Sánchez ante los anhelos del independentismo vasco de reducir la presencia de las Fuerzas Armadas en el País Vasco y en Navarra, cuando no directamente expulsarlas.

Memoria del Observatorio de la Vida Militar

En toda esta polémica, Confidencial Digital ha consultado un documento del Ministerio de Defensa que en estas fechas han rescatado algunos militares. Se trata de la “Memoria Informe año 2015” del Observatorio de la Vida Militar.

Este es un “órgano colegiado, de carácter asesor y consultivo, adscrito a las Cortes Generales, para el análisis permanente de la condición de militar y de la forma con que el Estado vela por los intereses de los miembros de las Fuerzas Armadas”.

Lo componen “nueve personalidades de reconocido prestigio en el ámbito de la Defensa, recursos humanos o en derechos fundamentales y libertades públicas, elegidos cinco por el Congreso y cuatro por el Senado para un mandato de cinco años”.

Esa memoria recoge la actividad llevada a cabo por el observatorio en el año 2015. Entre otras iniciativas, los miembros del Observatorio de la Vida Militar visitaron varias bases y unidades de las Fuerzas Armadas: del Ejército de Tierra, la Base “Príncipe” en Paracuellos del Jarama (Madrid), el Acuartelamiento “General Arteaga” (Madrid) y el Acuartelamiento “Loyola” ( San Sebastián); de la Armada, el Arsenal Militar de Cartagena (Murcia); y del Ejército del Aire, el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) en la Base Aérea de Alcantarilla (Murcia) y el Ala 35 (Base Aérea de Getafe).

Instalaciones “muy antiguas”

Cuando se realizó esa visita, en el acuartelamiento “Loyola” se ubicaban el Regimiento de Infantería “Tercio Viejo de Sicilia” nº 67, la Unidad de Servicios del Acuartelamiento (USAC), un Centro de Comunicaciones y la Subdelegación de Defensa de San Sebastián.

 

La memoria recoge tanto percepciones y datos que recabaron los miembros del Observatorio de la Vida Militar sobre las condiciones generales de vida y trabajo, como un resumen de las entrevistas que mantuvieron con representantes de oficiales, suboficiales y militares de la Escala de Tropa.

Por ejemplo, describe la situación de las habitaciones, de los cuartos... Señala el informe que las instalaciones del cuartel “son muy antiguas lo que exige un constante mantenimiento”. Algunas de las instalaciones del cuartel están desocupadas.

“Rechazo de gran parte de la población”

Tanto en la parte de “Condiciones generales de vida y trabajo” como en la de “Resumen de las entrevistas con representantes de oficiales, suboficiales y tropa” se recoge la incomodidad de los militares con las muestras de animadversión que expresan sobre todo los independentistas vascos más radicales en San Sebastián y en Guipúzcoa, el territorio histórico con mayor voto nacionalista de los tres del País Vasco.

“Las condiciones de vida y trabajo están condicionadas por el rechazo de una gran parte de la población a la presencia del Ejército”, se indica en el informe, donde también se plasma en el hecho de que “el sentimiento de rechazo que experimentan [los militares] en el entorno social en el que desarrollan su actividad, aunque en los últimos años ha disminuido, sigue estando presente”.

Ocultaban su condición de militar

Hay que recordar que la visita a este cuartel de San Sebastián se produjo en el año 2015. ETA había anunciado el “cese definitivo de la actividad armada” en octubre de 2011, pero aún no había declarado su disolución y su presunto desarme.

Los miembros del Observatorio de Vida Militar reflejaron en su informe que entre quienes prestan servicio en el Acuartelamiento “Loyola” era entonces “práctica habitual ocultar, incluso en un entorno próximo, la condición de militar”.

Colegios en euskera y no en castellano

Otro problema externo al propio cuartel que comentaron los militares afectaba a la enseñanza. “Los militares con hijos pequeños tienen la dificultad de su escolarización en lengua castellana. Las opciones que se tienen son colegio privado, económicamente difícil de asumir, o colegio público o concertado, lo que en ambos casos supone que la lengua vehicular sea el euskera”, se indicaba.

Esa escolarización de los hijos en una lengua distinta al castellano “dificulta la integración familiar”, se admitía en el informe del órgano del Ministerio de Defensa.

A estas dificultades se unía “la carestía de la vida de la ciudad”. Todo ello influía en las condiciones de vida profesional y familiar: “Gran parte del personal está destinado con carácter forzoso”, reconocía el Observatorio de la Vida Militar, así como que “es frecuente que el personal cumpla el plazo de mínima permanencia y busque nuevo destino fuera de la Comunidad Autónoma” del País Vasco.

Pocas instalaciones deportivas

Más allá de las condiciones sociopolíticas de San Sebastián, del Acuartelamiento “Loyola” se quejaban también los militares sobre las instalaciones deportivas.

Denunciaron que “las instalaciones deportivas son escasas y deficientes”, y “dadas las condiciones climatológicas (pluviometría elevada) se carece de una instalación a cubierto que permita la práctica deportiva para mantener la aptitud física”.

También contaron que si bien el servicio de limpieza está externalizado, “se considera que no es suficiente para mantener las instalaciones en adecuadas condiciones, por lo que determinadas zonas son atendidas por el personal de las distintas unidades alojadas en el acuartelamiento”.

El problema es que “la reducción de los créditos disponibles para externalizar determinados servicios ha originado que se tenga que emplear personal militar”.

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