El rey transmite confianza al país: “Este virus no nos vencerá. España es un gran país”

Se dirigió a la nación detrás de un atril, con semblante serio, y lanzó un mensaje positivo sobre la evolución de la crisis

Felipe VI
Felipe VI se dirige a los españoles por la crisis del coronavirus.

“España no se rinde ante las dificultades”, “hemos pasado por situaciones muy difíciles, muy graves, pero como las anteriores, también las superaremos”, “volveremos más temprano que tarde si todos nos unimos y colaboramos”...

Estas son algunas de las ideas del discurso de Felipe VI que TVE y RNE emitieron este miércoles 18 de marzo, un mensaje extraordinario con el que el rey quiso transmitir confianza a los españoles en uno de los momentos de mayor excepcionalidad de la Historia reciente de España.

De forma similar a la actual linea argumental de las autoridades sanitarias y del Gobierno, el rey admitió la gravedad de la situación y los momentos duros que aún queda por delante.

Pero se centró sobre todo en intentar insuflar ánimos y levantar la moral, exhortando a los españoles a seguir las recomendaciones sanitarias para conseguir recuperar la normalidad “más pronto que tarde”.

Insistió en una de las ideas que desde que fue proclamado rey más ha repetido, en discursos de Nochebuena, en intervenciones en la entrega de los Premios Princesa de Asturias...: “España es un gran país”, y superará esta crisis “si todos nos unimos y colaboramos”.

A ello enlazó la necesidad de una mayor unión entre los españoles, otra idea base de sus discursos, y que el Gobierno de Sánchez está utilizando -incluso en anuncios publicitarios- ante esta crisis. “Debemos unirnos”, es más, Felipe VI resaltó que “debemos dejar de lado las diferencias”, en un mensaje que parecía dirigido a los políticos. Esta crisis hemos de superarla, insistió “juntos, entre todos, con serenidad y confianza, con decisión y energía”.

Fue la parte más positiva de un discurso en el que buena parte estuvo dirigida a agradecer la labor que desempeñan quienes “combaten” en primera línea la epidemia, como el personal sanitario: “Nunca podremos agradecer todo lo que estáis haciendo”.

El rey también hizo un llamamiento a la implicación de las autoridades y a la solidaridad de los ciudadanos, al pedir que nadie se sienta solo o desamparado ante esta crisis.

El 3-O de 2017

El de este miércoles fue el segundo discurso extraordinario de don Felipe a los españoles en sus cinco años y medio como rey. Si el 3 de octubre de 2017 lanzó un mensaje frente al desafío independentista en Cataluña tras el referéndum del 1-O, en esta ocasión ha reaccionado a la grave crisis desatada por la epidemia de coronavirus.

 

Se trata de dos situaciones de distinto ámbito, pero en ambos casos de excepcionalidad para la sociedad y las instituciones públicas.

En aquella ocasión, Felipe VI al frente de la Corona fue la institución que antes reaccionó ante la estrategia insurreccional del independentismo catalán y del Govern de Puigdemont, tras el referéndum del 1 de octubre y la huelga general del martes 3, el mismo día en que el rey decidió lanzar un mensaje de firmeza.

Tal y como se contó en ECD, el rey contactó entonces con Mariano Rajoy, recabó la opinión de dirigentes políticos como Pedro Sánchez y Albert Rivera, y tomó la decisión de dar un paso que guardó paralelismos con el de Juan Carlos I frente a los golpistas del 23-F.

Ante el coronavirus, también desde hace días aumentaban las voces que reclamaban que el rey se hiciera visible ante una crisis que ha obligado a decretar el estado de alarma. Esta vez lo ha hecho con un Gobierno, en principio, menos proclive a la monarquía por la presencia de Podemos, con Pablo Iglesias al frente, en el Consejo de Ministros.

En todo caso, haya sido de más o menos agrado de un sector del Gobierno o en general de Moncloa, no cabe duda de que toda intervención pública, y más de este calado, cuenta con el visto bueno y el acuerdo entre la Casa del Rey y el Ejecutivo, sobre todo de Presidencia del Gobierno.

Con sus palabras de este miércoles, se corta así esa posibilidad (como en octubre de 2017) de que se le tachara de “el desaparecido”, y de no haber al menos intentado liderar la respuesta del Estado ante esta situación tan compleja.

Si en 2017 se jugaba es ser repudiado por parte de lo catalanes -como así ocurrió-, en esta ocasión el principal obstáculo que ha tenido el rey ha sido la polémica, que se ha solapado con el estado de alarma, sobre el patrimonio de Juan Carlos I, la donación del rey de Arabia Saudí y la herencia que le correspondería al propio Felipe VI.

No fue hasta que Zarzuela estableció un cortafuegos con el comunicado (muy duro con Juan Carlos I, casi un repudio) que anunció la renuncia a esa herencia cuando el rey apareció en público: primero, reuniéndose con los ministros y altos cargos que coordinan la respuesta ante el coronavirus, y después con el mensaje en televisión.

Escenario inédito

El discurso de este 18 de marzo dejó también detalles en el escenario elegido. Por primera vez, Felipe VI grabó un discurso en Zarzuela de pie, y no sentado en una butaca, como en Nochebuena, o detrás de su despacho, como el 3 de octubre de 2017 a semejanza de don Juan Carlos la noche del 23-F.

En esta ocasión, además, la Casa del Rey eligió una sala de audiencias poco conocida. Don Felipe apareció detrás de un atril, con su escudo de armas y color carmesí como su guión heráldico, con la corbata en todos similares.

Mantuvo un semblante serio, pero con una mirada de esperanza, transmitiendo esa confianza en superar esta crisis. No gesticuló tanto como en mensajes de Nochebuena, ni se despidió en las lenguas españolas cooficiales.

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