José Apezarena

Sánchez toma en vano el nombre del rey (y de la reina)

Felipe VI recibe a Pedro Sánchez en la ronda de consultas tras las elecciones generales.
Felipe VI recibe a Pedro Sánchez en la ronda de consultas tras las elecciones generales.

Los que, de pequeños, estudiamos aquellos viejos catecismos, recordamos cómo se formulaba el segundo mandamiento del Decálogo: "No tomarás el nombre de Dios en vano".

Ya aparece en el libro del Éxodo: "No tomarás el nombre de Yahvé tu Dios, porque el Señor no dará por inocente al que tomare su nombre en vano".

Explican los manuales que se toma el nombre de Dios en vano con la blasfemia, el lenguaje grosero asociado con el nombre de Dios, y con el juramento en falso.

Pero también cabe tomar en vano otros nombres distintos del de Dios. Por ejemplo el del rey: manejar el nombre del monarca para beneficio propio, sacar ventaja personal y aprovecharse de su prestigio o figura.

Lo acaba de hacer el todavía presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su libro autobiográfico Manual de resistencia.

De manera desconsiderada, se atreve a desvelar sus conversaciones con el monarca, y sostiene que entabló con él una "complicidad" que "sigue superando, a día de hoy, lo institucional".

Sánchez cuenta los encuentros con Felipe VI antes de su investidura fallida, tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015, y afirma: "Nos reconocimos mutuamente como las personas que íbamos a sacar al país del riesgo de bloqueo". ¡Qué bárbaro!

Tras el rechazo de Rajoy a presentarse a la investidura, explica que el rey le telefoneó "preocupado" porque "la situación en la que quedaba el país era de bloqueo absoluto" y, además, "endosaba a la Corona la resolución de un escenario muy complejo".

Su respuesta fue: "No se preocupe, Señor. Los socialistas vamos a asumir nuestra responsabilidad. Le di mi palabra de desbloquear las instituciones y él me lo agradeció muy sinceramente. El rey estaba tan decidido como yo a romper el bloqueo institucional en que nos situaba Rajoy".

 

Revela que Felipe VI le contó entonces que Pablo Iglesias iba a proponerle formar Gobierno: "Por extraño que parezca, fue el rey quien me desgranó la propuesta de Iglesias, que quería formar un Gobierno de coalición conmigo".

"En aquellos días intensos, don Felipe y yo tuvimos la oportunidad de conocernos de verdad, en lo más personal".

"Conectamos de una forma especial, confiamos el uno en el otro y se estableció una relación muy franca".

Como "prueba de la relación estrecha que tejimos aquellas semanas", cuando Pedro Sánchez dimitió como secretario general del PSOE, "me llamó para darme ánimos".

Según el presidente, la sintonía con el monarca tiene que ver, además de con los acontecimientos de aquellos meses de 2015 y 2016, con el hecho de "pertenecer a la misma generación".

"Ahora -concluye- solemos hablar de manera regular". Y añade: "Su preocupación por Cataluña es enorme".

Ya sé, evidentemente, que el rey no es Dios. Ni mucho menos. Pero, en mi opinión, una persona que desvela sus conversaciones con el monarca, y que incluso descubre sus supuestos pensamientos, no es alguien de fiar. Políticamente al menos. Y, de cara al futuro, don Felipe tendrá que tener cuidado con él, porque se va de la lengua.

Pero no solo ha tomado en vano el nombre del rey. Lo ha hecho igualmente con la reina. Pedro Sánchez relata que doña Letizia se mostró interesada en contactar con él poco después de haber sido elegido por primera vez secretario general del PSOE: "La reina Letizia se acercó para saludarme; ella estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu, como yo, y quería conocerme personalmente".

En todo esto, ¡qué bien queda Sánchez! Eso es lo que busca, claro.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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