Sologamia

Laura Mesi, una italiana que consiguió casarse consigo misma en 2017.
Laura Mesi, una italiana que consiguió casarse consigo misma en 2017.

Del amor propio hemos llegado a las bodas con uno mismo. Tras esa sologamia de la que hablan los medios seguirán los enlaces con neveras o lavadoras. O con ovejas, como el desternillante del Dr. Ross en Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar, que por ese hechizo ovino terminó emborrachándose con Woolite en medio de la calle.

La soltería, hasta ahora, era una muy digna condición que rara vez se adquiría voluntariamente. Todos hemos tenido un elegante pariente soltero que miraba por el rabillo del ojo a señoras de buen ver cuando se iba a echar una partida de brisca al casino. Y tías solteronas que hacían calceta o punto de cruz, bebían copitas de anís a escondidas y frecuentaban la parroquia. Pronto desaparecerán estas figuras tan carpetovetónicas, sustituidas por sológamos que irán por la vida encantados de haberse conocido, con jazmines en el pelo y rosas en la cara, como la flor de la canela.

Me despierta gran curiosidad saber qué sucederá cuando estos autocasados se manden a hacer puñetas. Será interesante conocer si se presentarán ante el abogado matrimonialista cada uno por su lado. Lo que parece obvio es que no padecerán el incordio del ronquido ajeno, ni se intranquilizarán por los achaques de su pareja, ni tendrán peleas por el mando de la televisión. Eso sí, al trabajo acudirán en soledad, lo que será una lata para la otra parte de uno a la que le apetece estar a esas horas tomando un vermú en alguna terraza.

 El asunto fiscal tampoco está claro: ¿harán la declaración por separado, o conjuntamente? La autoridad tributaria tiene aquí la última palabra, porque no tardarán en documentarse estos bodorrios individuales y de regularse su marco legal. Es razonable, no obstante, que figuren en un único registro del padrón, aunque todo eso dependerá de lo que dictamine el centro de interpretación de la sologamia auspiciado por el gobierno, tras tomar oportuna nota de las conclusiones del observatorio universitario que habrá de crearse sobre este singular fenómeno, también convenientemente regado de dinero público.

Las lunas de miel de estos sológamos deben ser de todas formas bastante más asequibles que las de las parejas tradicionales, salvo que persigan afianzar su cariño y adquieran para su media naranja asiento libre en clase preferente, habitación doble con vistas al mar o mesa para dos en el restaurante. Indudablemente, las conversaciones al atardecer en los jardines del hotel han poseer una ternura insuperable, y no digamos las cenas románticas con velas o los paseos nocturnos cogidos de la mano al borde la piscina.        

Sin estos enamorados de sí mismos y los que prevén pleitear contra sus padres por haberlos concebido sin su consentimiento, no sé qué sería de los telediarios y de los especialistas en el tratamiento de las extravagancias. Tanta exhibición en las redes y abuso de los selfis por el móvil no podrían tardar demasiado en producir sus estragos.

Y lo que te rondaré.

Javier Junceda.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato