José Apezarena

Un superministro a punto de estrellarse

José Luis Ábalos, en la toma de posesión como ministro de Fomento.
José Luis Ábalos, en la toma de posesión como ministro de Fomento.

La carrera política de José Luis Ábalos no ha podido ser más exitosa. El salto que ha protagonizado es casi digno de figurar en el Guinness: de militante del PCE a superministro socialista y factótum del PSOE.

Con 17 años ingresó en las Juventudes Comunistas, dos años después, en 1978, en el Partido Comunista, y en 1981 entró en el PSOE, cuando los socialistas acababan de renunciar al marxismo y en vísperas de unas elecciones, las de 1982, que dieron a ese partido la mayor victoria que se ha conseguido nunca en España.

Tras un paréntesis de varios años dedicado a la política regional valenciana, tuvo la intuición de apostar por un aparentemente perdedor llamado Pedro Sánchez, del que fue sostén, consejero y hombre de confianza en las primarias que finalmente le llevaron a la secretaría general del PSOE.

Aquella apuesta ha tenido recompensa, porque Sánchez le premió, primero, con la portavocía en el Congreso, y, después, nombrándole para un ministerio poderoso, Fomento, el ministerio del gasto, y además como secretario de Organización del PSOE, o sea, el que pastorea el partido.

¿Por qué hablo de Ábalos? Porque está empeñado en protagonizar portadas y telediarios. Casi siempre porque se le calienta la boca. Porque no mide lo que va a afirmar, y suelta comentarios y opiniones que triunfan inmediatamente en los medios, aunque solo sea por las polémicas que suscitan.

Ábalos va a proporcionar tardes de gloria a la política española.

Dio credibilidad a la opción de que en mayo tengamos un "superdomingo" electoral, con la celebración de generales al mismo tiempo que las europeas, autonómicas y locales, y desde Presidencia del Gobierno quitaron inmediatamente opciones a tal posibilidad.

Más recientemente, puso en cuestión la oportunidad y conveniencia de celebrar el consejo de ministros en Barcelona, y la Moncloa salió sobre la marcha a corregirle, afirmando que la reunión se iba a celebrar.

Y ahora la ha armado al hablar de la "España casposa", refiriéndose a la España de los cazadores y los taurinos. ¡Qué tremendo error! Otro calentón de boca, que ha indignado a grandes sectores de la población, incluyendo el mundo rural. Se habla de diez millones de ciudadanos concernidos, afectados y, por tanto, cabreados.

 

Encima, si alguien del Gobierno no puede ni debe emplear tan despectiva expresión, para referirse al mundo de los toros, es José Luis Ábalos. El hijo del torero Heliodoro Ábalos, "Carbonerito", asiduo de las barreras y los callejones de las plazas, como se han empeñado en mostrar las fotografías que están circulando e incendiando les redes sociales.

Si sigue así, el superministro se la puede "súper pegar". Políticamente hablando. Y pasar, como suele decirse, de ministro estrella a ministro estrellado. Tiempo al tiempo.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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