¿Hay que tener miedo a Podemos?

El partido Podemos crece a un ritmo alto y continuado, según las encuestas. Con él aumenta también la euforia de sus seguidores y la inquietud de sus detractores. Pero ¿qué consecuencias tendría un Gobierno de esta formación? ¿Hay que tener miedo a sus propuestas?

Diferentes sondeos indican que la organización liderada por Pablo Iglesias, que en las elecciones europeas de mayo obtuvo 1,2 millones de votos, ha continuado con éxito su rápida evolución. El domingo pasado, una encuesta de GAD3 para el diario ABC situaba a Podemos como segunda fuerza política en Madrid.

La formación, fundada en enero de este año, todavía no ha concretado del todo su programa electoral definitivo, pero aun así ha conseguido atraer a una parte importante de los españoles. El día 15 de septiembre empezó un proceso asambleario, que a lo largo dos meses someterá a votación las diferentes propuestas aportadas por sus bases.

Sin embargo, no todo es incógnito.  El programa que presentó a los comicios europeos de mayo contiene una buena cantidad de postulados analizables. También los diferentes círculos (grupos sectoriales para la recolección y discusión de ideas) han elaborado listas de medidas concretas.

Con el objetivo de evaluar la viabilidad y consecuencias de la aplicación efectiva de los objetivos públicamente expresados por Podemos, El Confidencial Digital se ha puesto en contacto con tres expertos en política, economía y estructuración del Estado.

Son Julio Pomés, presidente del Think Tank Civismo; Carlos Barrera, analista político y profesor de Medios de Comunicación y Opinión Pública; y Alicia Coronil, directora del departamento de Economía del Círculo de Empresarios.

Estos profesionales han contestado a preguntas sobre cuatro materias clave: empleo, inmigración, nacionalismos y Defensa –la directora del departamento de Economía del Círculo de Empresarios, únicamente a los temas económicos-, además de la cuestión global “¿hay que tener miedo a Podemos?”

¿Hay que tener miedo a Podemos?

Julio Pomés, presidente del Think Tank Civismo, opina que “hay que tenerle un miedo absoluto”. Asegura que, aunque multitud gente cree que el fenómeno político será fugaz, la realidad es diferente. “En el caso de Venezuela, Bolivia o Ecuador, muchos pensaron que se desharían solos, que no se pondrían de acuerdo entre ellos. Sin embargo, aunque parezca un sistema asambleario, está todo controlado”.

“Detrás de toda revolución –nazis, comunistas- hay unos principios sublimes, que luego se transforman en dictadura. En su forma es democracia; en su praxis, no.” “En su transición han ido mudando el modo de tomar decisiones. Detrás hay una supuesta democracia, que en realidad es un régimen totalitario parecido al modelo bolivariano”.

Mantiene, por tanto, que “hay que tomárselos en serio y no darles cancha”. Afirma que, para hacerles frente, hace falta una sociedad civil más fuerte. También que, frente a Podemos, que califica de “muy profesionales en la manipulación”, solo gente preparada puede plantarles cara en los debates televisivos.

Por su parte, el analista político Carlos Barrera mantiene que miedo no hay que tener, pero sí respeto, dado todo lo que han obtenido en tan poco tiempo. Además, “si no es tomado en serio puede causar a los partidos políticos tradicionales un roto importante”.

Defiende que la ventaja de la reciente formación es que no ha podido gobernar todavía, así que no ha sufrido el desgaste del ejercicio del poder, ni se ha podido comprobar la viabilidad de su programa. Compara el caso con el del partido socialista, que cuando ganó las elecciones en 1982 “tuvo que entenderse con los poderes fácticos, no pudo aislarse en una burbuja”.

Su discurso, mantiene, es fácil y prende muy bien en el imaginario colectivo, sobre todo en los sectores débiles. No obstante, llevarlo a cabo supondría un deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos. Por último, concluye: “No se puede desdeñar una fuerza política tan importante”.

Empleo

Alicia Coronil, directora del departamento de economía del Círculo de Empresarios, considera poco practicables las políticas de creación de empleo de Podemos. Reducir la jornada laboral a 35 horas semanales “no garantiza la creación de puestos de trabajo. El ejemplo es el caso francés, donde esta medida no ha mejorado el empleo”.

Julio Pomés es rotundo acerca de esta medida: “si te suben los costes, los productos te los comes”. Carlos Barrera piensa que suena muy bien, y es muy atractivo para los ciudadanos, pero se pregunta quién pagará esto.

Bajar la edad de jubilación a los 60 años no es viable, para Alicia Coronil. “Sólo hay que mirar la pirámide de población española. La esperanza de vida está en torno a los 84 años. Es impracticable, y más con esta tasa de desempleo”.

Julio Pomés y Carlos Barrera coinciden con ella. El primero lo califica de “absolutamente inviable”, mientras que el segundo expone que cada vez hay más jubilados y menos cotizantes, por lo que no ve que sea sostenible.

Aumentar significativamente el salario mínimo no parece razonable, dice Alicia Coronil. “Con la elevada tasa de paro actual, frenaría la entrada al mercado laboral”. Tampoco ve sentido al establecimiento de una remuneración máxima, puesto que “si no primas el esfuerzo ni los resultados, eso redunda en la productividad”.

Pomés lo considera una “llamada a chupar del bote. Que paguen los ricos, vale, pero los ricos se van corriendo si se hace. Eso sí, el que no tiene nada que perder, se apunta”. Por su parte, Barrera ve muy buenas intenciones e ideales, pero afirma que es inviable.

Inmigración

Podemos propone el “fin a los vuelos o barcos de deportación de inmigrantes” y la “libre circulación y elección de país residencia y regularización y garantía de plenos derechos para todas las personas residentes en suelo europeo, sin distinción de nacionalidad, etnia o religión, con o sin papeles.”

El profesor de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera, mantiene que tomar medidas de ese calado no es competencia de España. “Excede la legislación nacional, son políticas europeas”. Sostiene que son pasos peligrosos que no se pueden dar sin Europa.

Afirma que “se nos echarían encima los otros países comunitarios”. “La filosofía humanitaria que hay detrás de las medidas exige una respuesta europea, de lo contrario habría conflictos continuos con Europa”.

El presidente del Think Tank Civismo opina que son políticas impracticables. “España no puede ser el asilo de todo el mundo pobre o perseguido. Al final se rompe el Estado porque no puede cubrir todas esas necesidades. Supondría la quiebra”.

Nacionalismos

La doctrina de Podemos a este respecto es garantizar el “reconocimiento del derecho de los distintos pueblos de Europa a constituirse como tales y decidir democráticamente su futuro.”

Esto es, para Pomés, un brindis al sol. “¿Por qué no [independizar] mi municipio, o mi valle, entonces? La Historia ha conformado países con una jurisprudencia oportuna. Si fragmentas un estado, destrozas la masa crítica”.

Barrera piensa que es un principio muy abierto, que admite muchas interpretaciones. Por ejemplo, el concepto de “pueblo” no está claro, puede tener varios significados.

Han querido ser políticamente correctos para no herir sensibilidades. Podemos es un partido nacional, tiene que contentar a votantes de toda España. Por eso es tan genérico.”

Defensa

Estas son algunas de las propuestas de Podemos: “referéndum vinculante sobre la salida de España de la OTAN. Rechazo de las intervenciones militares en la resolución de conflictos internacionales. Desmantelamiento de las bases militares extranjeras en terceros países.”

El círculo de las FFAA ha aportado además otras como “someter al jefe de las Fuerzas Armadas a referéndum; obligatoriedad de someter a referéndum la participación de las FAS en misiones exteriores. Fin del régimen disciplinario y de la justicia militar.”

Pomés sostiene que, con semejantes medidas, se pretende que Estados Unidos asuma la defensa mundial, pese a la envidia que asegura Podemos tiene hacia el país americano. Considera, además, que la reforma pretendida para las FFAA es un despropósito. Por ejemplo, dice, no se pueden hacer esos referéndums, porque afectarían a la rapidez de respuesta del Ejército.

Barrera encuentra el antimilitarismo como filosofía de fondo, y asegura que es similar al debate sobre la OTAN con el PSOE en los primeros años de Felipe González. Además, “hay medidas absurdas como la supresión del régimen disciplinario. Sin disciplina no hay Ejército.”

En su opinión son “proclamas al viento, que suenan bien, especialmente a la juventud, pero van en contra de la esencia de las Fuerzas Armadas de cualquier país del mundo”. Por último, concluye que “el rechazo a las intervenciones en el extranjero supone la salida de la OTAN”.

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