José Apezarena

Traidor, ilegítimo y chantajeado presidente del Gobierno

Pablo Casado, en una rueda de prensa.
Pablo Casado, en una rueda de prensa.

La temperatura política parece haber entrado en fase de ebullición a punto de estallido, visto el tono que utilizan los dos principales partidos de la oposición en su crítica al presidente del Gobierno.

La espoleta ha sido el extraño invento del "relator" con vistas a organizar unas negociaciones bilaterales Gobierno-partidos independentistas catalanes. Como trasfondo, los apuros de Pedro Sánchez para aprobar unos Presupuestos.

Ese punto, el "relator" forma parte del conjunto de 21 exigencias que planteó Quim Torra a Pedro Sánchez en su último encuentro, dadas a conocer por el propio dirigente catalán, pero que, en declaraciones confusas (como casi siempre) de la vicepresidenta Carmen Calvo, "nunca existieron".

El "relator" es una persona tercera que hará de... de no se sabe qué. ¿De secretario, porque convocará a la partes y pondrá fecha para cada encuentro? ¿De taquígrafo, porque tomará nota de lo que se diga en las reuniones? ¿De notario, que levantara acta y dará fe de lo tratado? ¿De hombre bueno para acercar a las partes? ¿De todo eso a la vez?

¿De nada de eso, porque en realidad sólo es una figura decorativa, una pieza que se cobran los protagonistas catalanes, que les sirva de excusa para cambiar de opinión y apoyar los presupuestos, que es lo que están deseando hacer?

Lo cierto es que el anuncio de tal concesión a los independentistas ha encendido a los líderes de la oposición, Pablo Casado y Albert Rivera, que ayer elevaron el tono de sus críticas a niveles, como digo, de explosión. Política, por supuesto. Hasta han convocado manifestaciones para el fin de semana.

"Traidor", "ilegítimo", "chantajeado", "felón", "incapaz", "incompetente", mediocre", "mentiroso compulsivo"... son algunas de las lindezas que lanzó a Pedro Sánchez el presidente del PP.

De todas ellas, la primera, "traidor", me parece la más relevante. Porque es un calificativo grave, casi definitivo.

Ya antes, durante la campaña andaluza, Pablo Casado acusó a Pedro Sánchez de "traición a España" en relación con Gibraltar, por no haber impedido que Bruselas admitiera los planteamientos de Gran Bretaña respecto al Peñón, que dejaban fuera las reclamaciones españolas.

 

Ahora le ha llamado "traidor", por aceptar las exigencias del independentismo y, con ello, en su opinión, poner sobre la mesa la unidad e integridad de España.

El problema de las grandes palabras es que se pueden utilizar muy pocas veces. Porque, cuando se sacan a la palestra, quedan como gastadas. Y resulta casi imposible ir más allá.

A partir de ahora, ¿de qué más puede acusar Pablo Casado a Pedro Sánchez?

Como digo, hay que pensar muy bien cuándo y cómo echar mano de ellas. Y entonces hay que acertar.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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