¿Por qué se valora menos en España la Formación Profesional?

Clase de Formación Profesional.
Clase de Formación Profesional.

824.281 estudiantes se matricularon a inicios de este curso 2018-2019 en las distintas enseñanzas del régimen general no universitarias de Formación Profesional que se pueden cursar en España. La mitad, unos 400.000, estudian ciclos formativos de grado superior, 342.281 pertenecen a grados medios, y unos 73.000 cursan la FP Básica.

El camino educativo de la Formación Profesional ha ganado alumnos en los últimos años. Según datos del Ministerio de Educación, en la década que va del curso 07-08 al 17-18 aumentó el número de matriculados en un 57%, desde 462.000 a 804.000. Sólo en el curso actual ha crecido un 2,5%.

Pese a este crecimiento, la FP española continúa lejos de la tendencia de los países más desarrollados. Una encuesta reciente de Eurostat muestra que en el año 2016 los matriculados en Formación Profesional representaban el 35% del total de estudiantes de España en sus franjas de edad. Frente a esa cifra, la media en la OCDE es del 44%, y en la Unión Europea sube al 48%.

¿Más titulados en FP que universitarios?

Este porcentaje tendría que revertirse en unos años. Un estudio elaborado por la agencia de la Unión Europea Cedefop calculó hace unos meses que para 2030 los nuevos puestos de trabajo que se creen en nuestro país requerirán un 65% de profesionales con FP de Grado Medio y un 35% con cualificaciones altas, que engloba a títulos universitarios y la FP Superior.

Pese a esta demanda creciente del mercado laboral de más titulados en Formación Profesional, los españoles no dejan de tener una visión no demasiado positiva sobre esta opción académica para los jóvenes. Una encuesta de la Fundación Atresmedia y la Fundación Mapfre reveló recientemente que en nuestro país la FP obtiene una puntuación suspensa: 4,82 sobre 10, mientras que el Bachillerato está valorado con un 7,61 y la universidad con 8,32.

Sobre esta mala imagen de la FP ha llegado a hablar incluso Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha declarado que “la FP tiene una imagen social injusta, que no se corresponde con el momento que vivimos. No son trabajos de baja cualificación”, y por tanto cree que “hay que prestigiarla”.

La FP va ganando prestigio

Confidencial Digital ha consultado sobre el presente y el futuro de la Formación Profesional en España con Santiago García, secretario general de la Confederación Española de Centros de Enseñanza, miembro del Consejo de Formación Profesional de la Comunidad de Madrid y que hasta el pasado mes de septiembre fue presidente del Foro Europeo para la Formación Técnica y Profesional.

Santiago García parte de la base de considerar que “la Formación Profesional de Grado Superior sí se está prestigiando frente a la universidad, ya que presenta cifras de inserción laboral iguales o superiores a las de los títulos universitarios”.

También destaca como aspectos positivos que la demanda laboral hacia el futuro va en la línea de necesitar más técnicos en Grados Medios, y que la Formación Profesional dual -la que ofrece estudio académico y prácticas en empresas, tan alabada como modelo de Alemania- se empieza a extender.

“A medida que hay más información sobre las perspectivas laborales que ofrece, la Formación Profesional toma prestigio”, explica este experto, que, con todo, no pierde de vista los obstáculos que tiene este tipo de estudios en España.

Poca orientación profesional en la ESO

Uno de los aspectos clave para acabar con esa “imagen social injusta” de la que hablaba Pedro Sánchez es, para Santiago García, la orientación profesional que se le da a los alumnos en la Educación Secundaria Obligatoria. O, más bien, la falta de ella: “No hay una orientación profesional en la educación en España que muestre de verdad a los alumnos lo que significa la FP”.

De esta forma, se perpetúa un fenómeno según el cual se considera que termina estudiando FP Básica o Media “quien no puede hacer otra cosa”, aquellos alumnos con mal rendimiento en la ESO. “Y es verdad que la Formación Profesional puede tener el papel de ‘recuperar’ a gente que se podría quedar descolgada de la educación”, admite García, pero también señala que es necesario prestigiar socialmente la FP como un camino tan digno como ir a estudiar Bachillerato o después una carrera en la universidad.

De ahí que todavía muchas familias encaminen a los alumnos fuera de la FP, pese a que sus preferencias y sus aptitudes podrían encajar mejor en un Grado Medio que en el Bachillerato, por ejemplo.

Incluso apunta el temor de que haya colegios e institutos que, al tener en su oferta educativa Bachillerato, pero no ciclos de Formación Profesional, motivan a los alumnos para estudiar Bachillerato frente a la opción de la FP y de esta forma continúen estudiando en su centro.

Frente a esos obstáculos y miedos, el secretario general de la Confederación Española de Centros de Enseñanza llama a hacer ver que optar por un ciclo formativo “no cierra puertas”, porque permite incluso acceder a la universidad. Y también ve muy importante extender la visión de que la FP y el Bachillerato o luego la universidad son salidas distintas para alumnos con capacidad distintas, sin menospreciar a ninguna.

No hay modelos sociales con FP

“El problema del prestigio existe en todos los países” respecto a la Formación Profesional, apunta Santiago García, para señalar que no es algo que sólo ocurra en España. Eso sí, la diferencia entre España y Alemania (el gran modelo que se menciona en cuanto a FP) puede residir, por ejemplo, en que en España no hay modelos sociales de éxito que provengan de la Formación Profesional.

Por contra, en Alemania por ejemplo el anterior CEO de Volkswagen (entre 2015 y abril de 2018), Matthias Müller, se formó en un ciclo de formación profesional como fabricante de herramientas y maquinaria en las fábricas de Audi, antes de llegar a la universidad, donde estudió Informática.

La clave, la implicación de las empresas

Con todo, más allá del mayor o menor prestigio social de la FP, Santiago García también apunta otro aspecto relevante para conseguir que la Formación Profesional se consolide en España: “La gran diferencia sería la implicación de las empresas”.

Para explicar este problema, destaca el hecho de que en los países en los que la FP está más desarrollada -Alemania, Austria, Holanda, países nórdicos...-, los planes de Formación Profesional se preparan desde el Ministerio de Empleo y con la colaboración de las cámaras de comercio y de las patronales empresariales.

Por contra, en España aún queda bajo la batuta del Ministerio de Educación y las empresas privadas aún no tienen el papel central que tienen en otros países. Por ejemplo, para ir actualizando el sistema educativo de la FP y adecuándolo a las necesidades del mercado laboral.

“Para crear una titulación de FP en España se tarda en general cuatro años, aunque en el País Vasco desde que se detecta una necesidad formativa hasta que se crea el título se reduce a seis meses”, explica Santiago García, que pone de relieve la importancia de que no se mantengan titulaciones sin demanda laboral, y que al mismo tiempo se pongan en marcha con rapidez las que sí sean necesarias.

De esa forma, las empresas encontrarían perfiles de empleados que ahora, en muchos casos, no encuentran en el mercado. De hecho, este problema es el que está llevando a empresas españolas a interesarse e involucrarse más en el sistema de Formación Profesional que se imparte en España, para conseguir que de los grados medios y superiores salgan trabajadores con los conocimientos y aptitudes necesarios para los nuevos empleos que el mercado laboral demanda.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato