Las velas que nunca se apagarán solas

Varios Voluntarios de ”la Caixa” visitan a los mayores para celebrar los aniversarios de todos los que cumplen años ese mes.

María Medem
Ilustración: María Medem

 

ALMA una mirada a la  Obra Social "la Caixa"

Alma, la red social social es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de la Obra Social “la Caixa. Alma quiere ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo.

Hace tres años que tengo “el cangrejo” y siempre he hablado de ello de la forma más natural posible, incluso con humor. Así mis colegas de enfermedad se ríen un poco. Al fin y al cabo es algo surge de la naturaleza, y no se merece que le tengamos tanto miedo. Como digo en mi canción Humo, yo ya no tengo ni miedo ni fe. Aunque debo reconocer que mis enfermeras me han devuelto la fe en la humanidad.

El segundo previo a soplar las velas de un cumpleaños es siempre uno de esos momentos especiales en los que el tiempo se detiene.

Y normalmente lo que lo hace tan especial es la gente que te acompaña en la celebración. Muchos Voluntarios de ”la Caixa” dedican parte de su tiempo libre a compartir ese preciso instante con personas mayores de distintas residencias.

Un gesto que pocos conocen y muchos agradecen.

Grandes y pequeños. Envueltos en papeles brillantes o con una hoja de periódico. Hechos a mano o comprados en una gran superficie. Hay regalos de todas las formas y para todos los gustos. 

Sin embargo, el más valioso de todos no se puede ver ni tocar. Es un concepto abstracto, fundamental en nuestra vida, pero que no terminamos de comprender del todo. Sí, se trata del tiempo.

Y eso lo saben bien los mayores del centro sociosanitario El Pino en Las Palmas de Gran Canaria.

El último miércoles de cada mes, en este centro hay fiesta grande. Varios Voluntarios de ”la Caixa” los visitan para celebrar los aniversarios de todos los que cumplen años ese mes. 

La sala se llena de música, trozos de tarta y olor a velas recién sopladasPero, sobre todo, se llena de alegría compartida. Como cuenta Marcos Antonio Díaz, uno de los voluntarios, “durante todo el mes las personas mayores esperan con ilusión a que lo celebremos juntos.

Abres la puerta y te los encuentras con una sonrisa deseando que les pongas el gorro o la banda de cumpleaños. Para ellos es una fiesta… ¡y para nosotros, también!”, exclama.

 

“Algunos te cuentan su vida. Hay historias muy bonitas y mucho que aprender para aplicar el día de mañana a tu propia vida porque, al final, todos seremos mayores algún día.

A mí me aporta muchísimo conocer otros puntos de vista distintos al mío. Y, aunque suene a tópico, como voluntario es mucho más lo que se recibe que lo que se da”, dice Marcos, que lleva siete meses participando en esta iniciativa.

“Tú vas a compartir con ellos tu tiempo, pero ellos sienten que vienes a celebrar su vida, que sigue un año más. ¡Y lo agradecen muchísimo!”.

Muchas veces, la pereza o el trabajo nos ganan y subestimamos el poder de los pequeños detalles, como acordarse del cumpleaños de alguien o ir a ver a nuestros abuelos más a menudo.

Pero, al final, somos animales sociales. Necesitamos a los otros por naturaleza. Sin ellos, nuestra vida no tendría sentido.

Y, aunque parezca que nuestro tiempo se nos escurre de las manos y que nunca tenemos suficiente ni para nosotros mismos, debemos recordar que, sin lugar a dudas es lo más valioso que podemos regalar a los demás.

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