Verano de retrasos en los aeropuertos: más vuelos y faltan 500 controladores

El plan del Gobierno para reponer plazas de controladores no va a llegar a tiempo para la temporada estival

Terminal T1 del Aeropuerto Barcelona-El Prat.
Terminal T1 del Aeropuerto Barcelona-El Prat.

Los aeropuertos españoles volverán a colapsarse este verano, por la falta de controladores aéreos, pero también por otra circunstancia añadida: los vuelos aumentarán en un 4,6 %, es decir, que habrá 29.000 más, sobre un total de casi 700.000 operaciones.

La Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) estima que se producirán retrasos en los vuelos y más esperas en tierra durante toda la época estival, y que los aeropuertos más afectados serán los de ciudades costeras, como Barcelona, Valencia y Palma.

Barcelona-El Prat contará con 16 controladores más, precisamente para intentar reducir a mínimos los retrasos, y el de Palma ha incorporado a 18. Pero, según la portavoz de USCA, Susana Romero, no serán suficientes.

Más de 7.000 vuelos al día

La gestora de vuelos Enaire estima que este verano operarán en España en torno a 658.800 vuelos, un 4,6 % más que el pasado verano, lo que aumentará la congestión en los aeropuertos.

La gestora ha explicado a ECD que se mejorará en la sectorización de Barcelona, Palma (sector Menorca), Madrid (sector Santiago) y Canarias, además de incrementar la capacidad de aterrizajes en los aeropuertos de Barcelona, Madrid, Palma y Gran Canaria, y de mejorar las salidas en Barcelona y Madrid. Todo esto con el objetivo de gestionar puntas de tráfico de más de 7.000 vuelos al día.

Trabajadores insuficientes y horarios excesivos

Al mismo tiempo  no hay controladores suficientes. Según USCA, hacen falta 500 más, a la vez que el envejecimiento de la plantilla empieza a ser una  amenaza a la seguridad, puesto que se trata de una actividad para la que se necesitan “buenas condiciones físicas y mentales”.

Hace casi diez años, los controladores pusieron al Estado en jaque, con una huelga por los horarios abusivos y el envejecimiento de la plantilla. En 2018, Enaire y el Gobierno llegaron a un acuerdo para contratar 425 trabajadores hasta 2025, un contingente que se acerca a la cifra que la agrupación valora para poder afrontar las carencias.

Ya en 2018 se incorporaron 64 empleados de los 425 pactados, y se prevé que en 2019 se incorporen 76, lo que cerraría este año con un total de 2.091 controladores contratados.

Periodo de formación

Sin embargo, según los sindicatos estas contrataciones no han evitado que la situación siga siendo crítica, ya que estos nuevos ‘fichajes’ no podrán incorporarse hasta dentro de dos o tres años. “Primero hay que formarlos, y es un proceso largo para el que, además, no tenemos personal suficiente. No damos abasto”, señala Romero.

 

Este periodo de formación está previsto que dure un bienio, pero la falta de controladores provoca que en ocasiones se alargue un año más. Por lo tanto, no se incorporarán definitivamente a su puesto de trabajo hasta pasado ese tiempo, además de que complica que los operadores veteranos puedan hacer frente a sus tareas en las torres de control.

Los controladores trabajarán este verano unas nueve horas y media en el turno de noche y unas siete horas y media en el de día, con descansos obligatorios cada dos horas para asegurar su rendimiento, ya que se trata de un empleo que exige gran capacidad de concentración y que suele provocar fatiga.

La privatización empeoró la situación

Tampoco ha ayudado a mejorar la situación y a rejuvenecer la plantilla, según los sindicatos, el hecho de que el acceso a controlador sea un proceso privado, y que haya que aportar 75.000 euros para poder acceder al examen.

España es el único país europeo donde la entrada al sector de controladores aéreos no es pública, lo que, señala Romero, no sólo provoca que disminuya el número de personas que acceden al puesto, sino que además discrimina y deja fuera a potenciales candidatos “que podrían ser muy válidos para el trabajo”.

Falta de flexibilidad en el cuadrante

Otro de los problemas que se halla encima de la mesa de negociación entre Enaire y los sindicatos es la rigidez del calendario laboral: los trabajadores conocen con un mes de antelación lo que van a hacer en cada jornada día y no tienen la opción de cambiar de tareas a lo largo de esos treinta días.

Esto les impide dedicarse a las tareas que más personal exigen en cada momento y que no suelen preverse en la planificación inicial. Esta gestión del trabajo no se aplica en otros países europeos, donde cuentan con el llamado “trabajo por asistencia”.

Romero señala que, si bien flexibilizar estos horarios no es la solución al problema principal, sí paliaría la situación a corto plazo.

No habrá huelga

A pesar de insistir en que la situación es crítica, los sindicatos descartan ir a la huelga para presionar a Fomento. El sector ha optado por la vía de la negociación colectiva, que los agentes sindicales la consideran una medida más eficaz para conseguir sus objetivos.

Romero explica que su intención principal es desbloquear la situación, ya que el envejecimiento de los trabajadores les exige solucionarlo lo antes posible. 

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