Y además, sabe inglés

Pedro Sánchez, en el Foro de Davos.
Pedro Sánchez, en el Foro de Davos.

Por lo visto y a juzgar por ciertos entusiasmos, los españoles tenemos que estar muy contentos porque Pedro Sánchez habla inglés. Pero como las memeces que dice en inglés son las mismas que dice en español, es de temer que ahora le entiende más gente y eso supone un cierto sonrojo nacional.

Se atribuye a Unamuno un sucedido -allá en su Bilbao natal- que bien pudiera ser cierto dado el desabrimiento y las malas pulgas que se gastaba don Miguel. Cuentan que cuando unos amigos que tenían un hijo bastante zote y algo reñido con los estudios, le comunicaron que iban a mandar al retoño a estudiar inglés a Irlanda, el autor de las “Nivolas” contestó: “magnífico así podrá decir en inglés todo lo que no sabe en español”.

Estos días, en Davos, asistimos a la exhibición del idioma de Shakespeare, que hace Pedro Sánchez. Sánchez habla inglés y no malamente al decir de los expertos. Pues qué bien y qué contentos tenemos que estar los españoles. Lo que pasa es que ahora, se entera más gente de las memeces que dice.

Tan contentos tenemos que estar, al menos, como algunos locutores de televisión que, con una cierta expresión de arrobamiento, nos informaban de que nunca habíamos tenido un presidente de Gobierno que se expresara en inglés.

Con independencia de la pedantería que puede suponer y de lo discutible que pueda ser que el presidente del Gobierno de España no hable en español en foros internacionales, el problema de Pedro Sánchez, como el de todos los adoradores del becerro de oro del inglés, no es que se expresen mejor o peor, que lo dominen más o menos; el problema no es el “cómo” sino el “qué”. Y el “qué” de Sánchez en Davos, ha sido tan vacío, tan inane y tan escasito como nos tiene acostumbrados.

Muchos se preguntan a qué ha ido a Davos Pedro Sánchez y qué resultados positivos supone para España su presencia. Si descontamos sus paseos por la nieve, dicen que hablando con Juan Guaidó, y sus exhibiciones y comparecencias, siempre de segunda fila, para decir las memeces de siempre, no se entiende bien su ausencia de España cuando las dos ciudades más importantes del país están sufriendo acontecimientos graves en sus calles, acontecimientos que, por mucho que quiera camuflarlos el ministro Ábalos, sí deberían incumbir al ejecutivo.

Y además de todo eso, Pedro Sánchez habla inglés.

Una gran alegría para todos los españoles que, entre otras cosas, le esperaban en el Senado a dar explicaciones sobre sus coqueteos (y más que coqueteos) con Torra.

Por cierto ¿cómo se dice “memeces” en inglés?

 
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