Están a punto de terminar el periodo de aclimatación

Las academias militares alivian la presión sobre los cadetes tras las primeras bajas

Los instructores les permiten ahora utilizar los teléfonos móviles, autorizaciones extraordinarias para salir de paseo… tratan de frenar las renuncias

Formación de cadetes en la Academia Militar de Zaragoza.
Formación de cadetes en la Academia Militar de Zaragoza.

La dureza de una academia militar es un hecho. Pero también lo es la necesidad de no dejar desabastecidas algunas plazas por culpa de los abandonos prematuros. Para prevenir las bajas, en las academias han decidido otorgar a los cadetes ciertas concesiones, como la utilización del teléfono móvil o permitirles salidas del cuartel antes de tiempo.


El Confidencial Digital publicaba la pasada semana algunos datos acerca de la adaptación de los nuevos cadetes a la vida en las academias militares. En apenas cinco días ya se habían producido cerca de una decena de renuncias, la mayoría de ellas por la dureza física y psicológica de las primeras pruebas.

Según ha podido constatar ECD de fuentes internas de la Academia General Militar, son estos retos puramente físicos los que más renuncias producen. En Zaragoza, hasta seis cadetes solicitaron de forma simultánea la baja, tras haber dormido a la intemperie en su primera salida al campo de maniobras y haber sido sometidos a un intenso entrenamiento de carrera continua, así como su primer contacto con armamento.

En estos primeros días de aclimatación se ha sometido a los cadetes a situaciones de tensión y estrés “habituales en la vida militar”, como por ejemplo una alerta inesperada en plena madrugada, debiendo formar con el arma reglamentaria y en ropa interior bajo la lluvia. Anécdota que relatan algunos alumnos y que ha ocurrido la pasada semana en una de las principales academias.

“La vida de muchos militares puede depender de su fortaleza”

“Es básico mostrar a los nuevos cadetes que esto es una profesión muy bonita pero para la que se requiere un estado de forma físico y psicológico muy fuerte. Les explicamos que el día de mañana pueden ser oficiales en un campo de batalla y la vida de muchos militares puede depender de su fortaleza. La mayoría lo comprenden y lo asumen desde el primer día” explican las fuentes militares consultadas.

Sin embargo, los instructores de los nuevos cadetes saben que existen límites y que sus alumnos son jóvenes que en la mayoría de casos nunca han vivido fuera de sus hogares ni han estado separados de sus familias. Por ello, tratan de equilibrar la presión y la dureza de los primeros días con ciertas concesiones para facilitar el desahogo. De lo contrario, las bajas podrían dispararse.

Por ejemplo, este año no se les han requisado los teléfonos móviles a los cadetes, aunque deben quedar en las habitaciones. Además, el régimen de salidas al exterior se ha flexibilizado, permitiendo a los cadetes salir unas horas de la Academia durante el fin de semana con sus compañeros. 


 

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