Alarma en el sector financiero por la crisis política del Banco de España, debilitado en el peor momento para BSCH y BBVA

Emilio Botín (BSCH) y Francisco González (BBVA) afrontan una de las etapas más comprometidas de la historia reciente de las entidades que presiden y en unas condiciones alarmantes. ECD ha podido constatar una gran preocupación en medios financieros por el retraso en la renovación de la cúpula del Banco de España.

Emilio Botín (BSCH) y Francisco González (BBVA) afrontan una de las etapas más comprometidas de la historia reciente de las entidades que presiden y en unas condiciones alarmantes. ECD ha podido constatar una gran preocupación en medios financieros por el retraso en la renovación de la cúpula del Banco de España. Hay quien no sale de su asombro por el modo en que un problema político está afectando a la credibilidad del sistema. El Gobierno tenía previsto cerrar hace varios meses, con carácter de urgencia, la renovación del consejo de gobierno del Banco de España. Su intención era hacerlo de manera consensuada con el Partido Popular, una pretensión que parece haberse convertido en una quimera. Las negociaciones entre los dos principales partidos comenzaron antes del verano y, seis meses después, aún no se ha llegado a un acuerdo. Fuentes del Ejecutivo explicaron en su día que su pretensión era que los nuevos miembros del máximo órgano de gobierno del Banco de España fueran personas con perfiles principalmente académicos y no muy políticos. El Gobierno dejó claro que había que alcanzar un acuerdo “lo antes posible”, pues estaban sin cubrir cuatro de los diez puestos del Consejo de Gobierno. Dos de estas vacantes se produjeron por la jubilación el pasado mes de julio de Eduardo Bueno y Joaquín Muns, otra por el nombramiento de José Manuel González Páramo como consejero del BCE y otra por el fallecimiento de Eugenio Domingo Solans que también integraba la Comisión Ejecutiva. Lo cierto es que dentro de dos semanas se cumplirá medio año sin haberse nombrado los relevos, en un momento especialmente delicado para dos de las principales entidades financieras del país. El BBVA y el BSCH se encuentran inmersos en dos comprometidos procesos, de naturaleza diferente, pero de capital trascendencia para ambos. Si nadie lo remedia, la Audiencia Nacional juzgará en los próximos días a Emilio Botín, a José María Amusátegui, ex presidente del Santander Central Hispano (SCH), y al ex consejero delegado Angel Corcóstegui para determinar si éstos recibieron millonarias indemnizaciones con el único objeto de “dejar el campo libre a Botín” en el BSCH. Por su parte, Francisco González asiste estos días a una operación de “asalto” preparada por Luis del Rivero (Sacyr Vallehermoso) y Abelló para entrar en el capital de BBVA, formar parte del consejo y finalmente removerle de su asiento presidencial. Mientras tanto, el Banco de España, el órgano supervisor y encargado de velar por el correcto cumplimiento de las reglas del juego, anda descabezado. Una situación que, para destacados dirigentes empresariales, no es de recibo.

 

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