Peones de obra y amas de casa están recurriendo a hipotecas en yenes japoneses o francos suizos para capear la crisis del sector inmobiliario

La crisis que atraviesa el mercado inmobiliario está forzando a muchos españoles a estudiar opciones más rentables a la hora de hipotecarse. La más recurrente, acudir a entidades de crédito y solicitar reunificaciones de deuda. La más original, contratar hipotecas en yenes o francos suizos para beneficiarse de tipos de interés más bajos.

En los últimos meses “se empieza a notar” un aumento en el número de personas que solicitan hipotecas multidivisas en general y en la moneda japonesa en particular. Hasta el momento, este tipo de hipotecas eran demandadas por inversores con elevados conocimientos del mercado monetario, puesto que se tata de productos financieros muy avanzados. Hipotecarse en yenes supone estar pendiente de un tipo de interés variable que exige una revisión trimestral – el Libor para aquellas divisas que no pertenecen a la Unión Monetaria- y ser consciente de que con este producto sólo se le financiará hasta el 70% del valor de la tasación, en vez del 100% habitual.

Sin embargo, en estos momentos peones de obra o amas de casa han pasado a ser clientes que demandan este tipo e hipotecas junto a “importantes personajes de organismos financieros y económicos internacionales”. Desde Financia Madrid advierten que no existe un perfil definido de los consumidores de estos productos y señalan que la demanda creció “hace 5 ó 6 meses”, cuando la volatilidad de los mercados era mayor, y ha registrado últimamente un descenso. “Lo curioso –admiten- es que ahora se conocen más”, comentan en esta entidad, quienes agregan que puede deberse a una maniobra de marketing viral de aquellas entidades bancarias que, al no firmar todas las hipotecas que preveían, ofrecen las multidivisa como un producto diferencial.

Por otra parte, y pese a que la demanda de hipotecas en divisa extranjera es aún reducido, se ha registrado un aumento en pequeñas poblaciones españolas, de unos 30.000 habitantes, donde hay constancia de que desde diciembre de 2007 son cada vez más los vecinos que se decantan por hipotecarse en yenes o francos suizos.

El principal problema en estos casos es que las entidades bancarias no suelen explicar bien o en profundidad las peculiaridades de este formato hipotecario a los clientes, como que al 1,8% TAE hay que añadirle las comisiones de cambio (que suponen un beneficio neto para la entidad de turno) o las comisiones por cambio de divisa (las hipotecas multidivisa permiten cambiar la hipoteca contratada en yenes a francos suizos, por ejemplo).

Sobre si es o no buen momento para solicitar estos préstamos hipotecarios, los expertos precisan: cuanto más estrecho sea el margen de diferencia entre los tipos de interés –en este caso el Líbor que sirve de referencia a las hipotecas en yenes y que está al 0,7%, y el Euríbor, situado en el 4,6%- menos ventajas ofrecen las hipotecas pagadas con divisa extranjera. El continuado encarecimiento del mercado inmobiliario y la escalada del Euríbor suma atractivo a estas hipotecas.

Ahora bien, hay que estar muy pendiente del tipo de cambio, ya que si el yen se depreciase, el cliente “saldría ganando” con el cambio euro (en el que se fija la hipoteca) – yen (en el que se paga). En el caso contrario, si la divisa nipona se revalorizara, el cliente puede llegar a deber más de lo que cuesta su casa. Esto ya ocurrió hace años, cuando se pusieron de moda las hipotecas en ECUS, cuyo valor al alza fue tan efímero como la existencia de la propia moneda, y hubo muchos españoles que se arruinaron puesto que ni podían hacer frente a la devolución del préstamo, ni podían vender sus casas.

 

Video del día

Feijóo destaca el “modelo de la concordia” del PP en Cataluña
frente al “modelo rupturista” del resto de partidos catalanes
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato