Preocupación en Iberdrola por la entrada del millonario belga Albert Frère: no creen que sea sólo para jugar en Bolsa

Aunque nadie lo admite en público, la compra del 5 por ciento de Iberdrola por Albert Frère ha cogido con el pie cambiado a los directivos de la eléctrica, preocupados por consolidar la absorción de Scottish Power y ahora también por la intenciones de su nuevo accionista.

Algunos de los principales ejecutivos de Iberdrola se muestran inquietos con la entrada del millonario belga, aunque en sus comparecencias oficiales y en la documentación que remiten a la CNMV traten de disimularlo. Fuentes próximas a la empresa consultadas por El Confidencial Digital aseguran que, aunque el núcleo duro de la compañía sigue compacto, la desestabilización que producen estas tomas de participación por sorpresa, al final no son buenas para nadie.

Esas fuentes añaden que el máximo responsable de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, no cree que la inversión de Frère sea puramente financiera, ni que su intención sea sacar una buena rentabilidad en la Bolsa a los 2.210 millones de euros que acaba de invertir.

Galán y sus colaboradores piensan que el millonario, especialista en entrar en compañías para después vender sus participaciones a quien quiera asaltar el poder en las mismas, ha puesto en el punto de mira en Iberdrola sin necesidad. Para los ejecutivos, los rumores, aunque hagan subir la cotización a corto plazo, no son buenos, porque no dejan una buena imagen de la trayectoria de la empresa.

Según las fuentes consultadas por ECD, Galán prefiere ganar valor para los accionistas con la gestión diaria, en la que sí pueden entrar, como lo ha hecho recientemente, compras de otras empresas complementarias tipo Scottish Power, que incrementan la capitalización bursátil a la vez que dan más negocio típico a la compañía.

Albert Frère no ha desvelado sus intenciones, pero los antecedentes parecen dar la razón a Galán. El millonario compró el 8,7 de la constructora FCC para después vender a los Entrecanales cuando Acciona quiso entrar en los órganos de decisión de su competidora, en julio de 2003. Algo parecido ha hecho con su 6 por ciento en Eiffage, vendido a Sacyr cuando ésta ha querido hacerse con el control de la francesa.

Los directivos de Iberdrola tienen sólo una duda: si Frère ha comprado por los rumores de que alguien quiere comprarla, o si lo ha hecho para tener la llave de uno de los candados que abriría el poder en la compañía. En este último caso, el secreto está en saber quién querrá el 5 por ciento. Las quinielas son de lo más variado, pero en Iberdrola, aparte de estar preocupados, prefieren no especular.

 

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