Semana y media de nervios en Vigo, Madrid y Zaragoza

Rajoy llega tarde a proteger los 14.000 empleos de Peugeot y Opel en España

Merkel, Hollande y May negociaron hace diez días garantías con el grupo automovilístico para evitar los despidos en las plantas de Alemania, Francia y Reino Unido

Concesionario Peugeot.
Concesionario Peugeot.

El sector del automóvil en España no sale de su asombro. Los Gobiernos europeos habían recibido un mensaje de tranquilidad por parte de la cúpula de PSA-Peugeot ante la compra de Opel. Una llamada que no llegó a Moncloa hasta ayer y ha mantenido el nerviosismo entre los 14.000 empleados de las plantas españolas de Peugeot y Opel.



El presidente de PSA-Peugeot, Carlos Tavares, mantuvo este lunes una conversación telefónica con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Le transmitió un mensaje de “tranquilidad” y le aseguró que “la empresa cumplirá en su totalidad los acuerdos firmados entre los sindicatos y General Motors”.

Moncloa destacó posteriormente que la llamada había tenido un “tono constructivo” y se producía “poco después del anuncio de los detalles sobre la adquisición de Opel por parte de PSA”. Lo que no contó Presidencia del Gobierno es que Alemania, Francia y Reino Unido habían obtenido garantías hace más de una semana.

Nervios en las plantas de Vigo, Madrid y Zaragoza

Según ha podido saber El Confidencial Digital por fuentes internas, el nerviosismo se había instalado, desde principios de la semana pasada, en las dos plantas de PSA-Peugeot en España. Están ubicadas enVigo (Citroen) y en Madrid.

El desconcierto también se extendió a la factoría de Opel (General Motors) en Figueruelas (Zaragoza). En total, alrededor de 13.600 trabajadores se encontraban pendientes de su futuro, desde que se conoció la operación a mediados de febrero.

El Gobierno tampoco manejaba información

Según las fuentes consultadas, desde el Gobierno insistían a los representantes de los trabajadores que no habían recibido, por el momento, ninguna información por parte del grupo francés sobre el futuro de las plantas españolas.

Entre los trabajadores comenzaron a extenderse las críticas a Industria por no estar realizando las gestiones suficientes (o al menos, las acertadas) para garantizar los 14.000 empleos de ambos grupos en España. Una sospecha que después vinieron a confirmarles algunas patronales europeas del sector: apenas había interlocución con la empresa.

Se reprochó entonces a Moncloa su “pasividad”, dado que el sector de la automoción es uno de los más importantes para la industria española. Representa el 9% del PIB, genera más de 250.000 empleos directos y más de un millón de indirectos. España es el segundo mayor fabricante de automóvilesde la UE y el octavo del mundo.

Merkel, Holande y May se adelantaron a Rajoy

Por contra, según explican a ECD fuentes conocedoras de las conversaciones, los Gobiernos deAlemaniaFrancia Reino Unido sí contaron con garantías del mantenimiento de los empleosen sus respectivos países.

PSA hizo llegar hace casi diez días un mensaje de tranquilidad a Angela Merkel. La canciller alemana fue uno de los primeros líderes europeos en mostrar su preocupación por el eventual cierre de plantas y pérdidas de empleos.

 

Después, los primeros ministros francés y británico, Bernard Cazeneuve Theresa May, también realizaron gestiones con el gigante automovilístico y recibieron el mensaje de que la intención de PSA-Peugeot era “respetar los acuerdos existentes”.

Inmovilismo con Volkswagen por los motores trucados

Fuentes del sector automovilístico consultadas por ECD recuerdan ahora también el inmovilismo del Gobierno español con el escándalo de Volkswagen. Supuso entonces también un claro contraste con la contundente y rápida reacción de Alemania y Francia.

Ambos se mostraron duros contra el primer fabricante europeo desde el primer momento, tras admitir que había manipulado las emisiones de hasta 11 millones de coches. Moncloa decidió entonces no abrir una investigación a la multinacional alemana en España. Argumentaba que estaba en juego una inversión de 4.200 millones de euros.

El gobierno alemán anunció la creación de una comisión para investigar el escándalo y obligó que todos los modelos que se fabrican en el país fueran revisados de nuevo por peritos independientes.

Francia también reaccionó, a pesar de que el grupo Volkswagen no produce en el país galo. El gobierno de Hollande exigió una investigación a nivel europeo y anunció la puesta en marcha de una investigación propia para “garantizar que estos comportamientos no sucedan en Francia”.

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