Las ‘recetas de emergencia’ de Sagardoy para frenar la destrucción de empleo: desempolvar tipos de contratos instaurados por Franco, pagar sólo 20 días en los ERE y reducción de jornada

Juan Antonio Sagardoy, reconocido abogado laboralista, ha desgranado una batería de ‘recetas de emergencia’ para frenar la destrucción de empleo que está agravando la crisis en España. Rescatar contratos extintos como el de lanzamiento de nueva actividad o flexibilizar el trabajo parcial, entre las mejor acogidas

No todo lo socialmente deseable es económicamente posible”, asegura el socio fundador de Sagardoy Abogados en referencia al tan de moda concepto de ‘flexiguridad’. El abogado navarro ha aprovechado la celebración de un desayuno laboral, organizado en colaboración con Randstad, para lanzar una batería de “medidas quirúrgicas” contra el preocupante ritmo de destrucción de empleo que está registrando España en los últimos meses: 5.000 nuevos parados cada día, según los últimos datos oficiales.

“Hace falta implantar urgentemente una reforma laboral de emergencia”, así de tajante muestra el abogado su opinión sobre la situación actual. “Es increíble que aquí no se esté tomando ninguna medida”, añade incrédulo al repasar los malos datos del mercado de trabajo español.

Sagardoy resume en dos las reformas genéricas que hay acometer para poner remedio a esta “situación de total debacle”. Por un lado, una reestructuración del aparato normativo y, por otro, adaptar a las necesidades reales de hoy la cultura sindical y empresarial.

Respecto a este último apartado, el experto en derecho laboral destaca un ejemplo muy en boga recientemente, los ERE que están llevando a cabo numerosas compañías. “Por ley, al empleado le corresponde cobrar 20 días por año en estas situaciones. Bien, nuestra cultura de empresa fija este período entre 45 y 90 días, en función de cada caso”.

Estas son las propuestas más inmediatas que se deberían tener en cuenta bajo el punto de vista del laboralista:

-- Rescatar el contrato de lanzamiento de nueva actividad y el de contratación de fijo a término, para proyectos de larga duración (en torno a los cinco ó seis años) y ofrecer incentivos atractivos para cuando dicho período finalice. Esta fórmula era muy habitual en la construcción de pantanos en la época de Franco, explica el experto, quien recuerda asimismo que desaparieron con la reforma laboral de 1994.

-- Negociación colectiva: “para salir del hoyo hace falta una reforma estructural, valiente y a fondo”. Para materializar esta modernización, Sagardoy insta a permitir la doble escala salarial para poder contratar a algunos profesionales por el salario mínimo interprofesional al tiempo que se respeta el ‘núcleo duro’ de esa negociación salarial.

-- Mayor flexibilidad retributiva, aumento de los ingresos variables a cambio de una disminución de los fijos. En la misma línea, flexibilizar el trabajo parcial, cifrado en el país en un 15%, frente a otros miembros de la Unión Europea como Países Bajos, que ostenta el 70%.

-- Seguir el ejemplo de empresas como Campsa tras la pérdida de su monopolio y diferenciar el estatus laboral de los trabajadores de nueva contratación: si no se puede, no hay obligación de mantener lo mismos ‘privilegios’ adquiridos por los empleados de toda la vida a los de reciente incorporación.

 

-- “Marchamo legal al contrato de fomento del empleo” por medio de un Decreto Ley, adecuado a una situación de excepción como la actual. El fundador de Sagardoy Abogados es consciente de la polémica suscitada por este tipo de contratación pero con sentido práctico afirma que “ahora, lo importante es crear empleo, aunque sea por 6, 12 ó 24 meses porque lo importante es contratar más, no abaratar el despido”.

-- Posibilitar la reducción colectiva de salario y jornada. Buen ejemplo de ello ha sido Michelín en España, que con cerca de 700 empleados temporales sentó precedente para poder reducir hasta el 30% la retribución y el horario si existen motivos técnicos –como una caída en las ventas o en la productividad-.

-- Limitar el principio de beneficios adquiridos, desgravaciones fiscales para la formación profesional y respetar las peculiaridades de las Pymes, que hasta la fecha están tratadas en este ámbito igual que las grandes multinacionales.

-- Ampliar el marco de actuación de las Empresas de Trabajo Temporal, más conocidas como ETTs –amplíe aquí esta información-.

-- Actualizar el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores para facilitar la flexibilización de las condiciones de trabajo: “es absurdo tener mano e obra paralizada porque no puedo movilizarla sin pasar por la burocracia”, argumenta sobre sectores como el hostelero, uno de lo más castigados por este problema.

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