Reprochan al Gobierno que no da ejemplo

Las grandes empresas responden a Fátima Báñez: “No tenemos la culpa de que no se salga de trabajar a las seis de la tarde”

Repsol tiene habilitado un servicio para encargar recados. El Santander desaconseja atender e-mails a partir de las 18:00. FCC corta la luz en la sede central a las siete

Fátima Báñez y Mariano Rajoy.
Fátima Báñez y Mariano Rajoy.

Cabreo en las grandes empresas del país con el Gobierno. No están dispuestas a quedar como responsables de que los españoles no puedan salir de trabajar a las seis de la tarde. Incluso, defienden que han dado un paso más del propuesto ahora por los partidos, que se han limitado a plantear entrar antes a la oficina o reducir el tiempo para la comida.

Fátima Báñez propuso este lunes en el Congreso un pacto político y social para que la jornada laboral acabe a las seis de la tarde. Lo hizo sin dar muchos detalles en su comparecencia ante la Comisión de Empleo del Congreso.

Al salir, ante la prensa, dio un paso más: “Alguno tiene que dar el primer paso y por eso pido el compromiso de las empresas más grandes y de las asociaciones empresariales y sindicales”.

“Llevamos más de cinco años conciliando”

Según ha podido saber El Confidencial Digital por fuentes empresariales de alto nivel, las grandes compañías del país, algunas de ellas representadas en el Consejo Empresarial para la Competitividad, no han acabado de encajar el mensaje que ha lanzado el Gobierno, a través de la ministra de Empleo, quien ha reclamado el compromiso de las empresas más grandes para hacer posible esta reforma.

Critican que el impulso del fin de la jornada laboral a las seis de la tarde no es un trabajo que deba ser encomendado a la gran empresa. Defienden que, gracias a ellas, “miles de trabajadores han dejado de sufrir eternas jornadas que se prolongaban hasta la noche sin posibilidad de desarrollar cualquier tipo de vida ajena al trabajo”.

Recuerdan que algunas de las compañías del IBEX han implantado toda una serie de medidas para racionalizar sus horarios, limitar las agendas de las reuniones, permitir la elección de entradas y salidas o restringir el tiempo dedicado a las comidas.

“Son los mismos hábitos que ahora el Gobierno quiere implantar, pero que las grandes empresas llevamos aplicando en silencio desde hace cinco años”, reivindican ahora en medio del debate surgido a raíz de este controvertido asunto.

Servicio para encargar recados en Repsol

Uno de los ejemplos más llamativos que destacan en el sector empresarial es el desarrollo, de forma reciente, de un servicio que permite a los empleados de varias grandes compañías encargar la realización de pequeños recados como ir a la tintorería, a la farmacia o realizar gestiones administrativas.

Como proyecto pionero, se cita el “Banco de Tiempo” de Repsol, que evita a los trabajadores de la petrolera tener que perder parte de su tiempo libre en actividades de todo tipo. El catálogo de servicios disponible es variado. Va desde encargos para arreglos de ropa, lavado del vehículo, revelado de fotografías...

Apagado generalizado de las luces en FCC

También otras compañías como la constructora FCC han considerado que una de las fórmulas para evitar el presentismo de sus empleados en la sede central es el apagado generalizado de las luces.

 

La empresa que controla el mexicano Carlos Slim tiene establecido el corte del suministro eléctrico en sus oficinas generales de Madrid a partir de las 19:00 de lunes a jueves, y a las 16:00 los viernes. Para permanecer en las instalaciones y contar con luz el empleado debe contar con una autorización expresa de su superior.

Atender solo los e-mails imprescindibles

En la Ciudad Financiera del Santander, el banco ha habilitado también varias medidas para limitar la prolongación de las jornadas laborales. En definitiva, se recomienda que todas las reuniones tengan lugar antes de las seis de la tarde, y prescindir de los e-mails que no sean urgentes a partir de las 19:00.

Así las cosas, el Santander establece la “prohibición expresa de convocatorias y reuniones, ya sean comerciales, de formación o de otro tipo, tanto telemáticas como presenciales, cuya finalización sobrepase las 18:00 de lunes a jueves, o tras la finalización de la jornada ordinaria los viernes, semana de fiesta mayor y vísperas de fiestas locales, autonómicas y nacionales”.

También existe un compromiso para que “el contacto entre las personas supervisoras y el personal a su cargo, así como el envío de correos electrónicos o de mensajería de cualquier tipo, para asuntos que no puedan esperar al principio de la jornada laboral del día siguiente, se reducirá al mínimo imprescindible para el funcionamiento de la actividad productiva. En ningún caso, podrá contener mandatos, exigencias o requerimientos para realizar cualquier tipo de actividad laboral fuera de la jornada, incluido el envío de reportes, resúmenes o compromisos de actividad productiva.

El Gobierno tendría que mirar más a los sindicatos

En España, el Estatuto de los Trabajadores recoge que el cómputo de la jornada se realiza en términos anuales y deja su distribución al ámbito de la negociación colectiva.

De esta manera, argumentan en las empresas, sólo marca algunos límites, como el máximo de horas a realizar por semana (40 horas), aunque también permite una distribución irregular de las mismas. Es decir, se pueden trabajar más de 40 horas una semana si se compensa en otra trabajando menos.

“En este contexto, parece evidente que, sin el concurso de los sindicatos, una iniciativa de este calado está destinada al fracaso. Tendrán que mirarles a ellos y no tanto a nosotros”, responden en un destacado grupo financiero español. 

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