Para evitar la pérdida de poder adquisitivo

Los funcionarios le ganan la partida a Montoro: una parte fija de su sueldo no dependerá del PIB

Los sindicatos negocian con Hacienda la cantidad no variable que le corresponde a cada puesto de la Administración

Cristóbal Montoro.
Cristóbal Montoro.

El plato fuerte de los que se consideran los “últimos Presupuestos de la legislatura” será para los funcionarios. El Gobierno ya ha comenzado a negociar con los sindicatos una subida salarial que les permita recuperar parte del poder adquisitivo perdido durante la crisis. Se plantea el cobro de una parte fija además de otra variable en función del PIB.


Las organizaciones sindicales vienen abogando por un pacto a tres años que garantice un incremento salarial para recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis. Para ello, el alza salarial debe ser superior a la inflación.

Por el momento, Hacienda se resiste a vincular el incremento de los sueldos a los precios. Por ello, el departamento que dirige Cristóbal Montoro anunció por sorpresa este lunes que el Ministerio estudia una fórmula que esté ligada al crecimiento de la economía.

Esa propuesta no supone que si el PIB crece un 3%, los salarios de los funcionarios suban también automáticamente un 3%. Lo que el Gobierno quiere es tener en cuenta el crecimiento de la economía, de los precios del petróleo y una serie de indicadores económicos que no sean la inflación.

Un sueldo con una parte fija y otra variable

Por tanto, el crecimiento de la economía no acabará siendo determinante para fijar la subida salarial. Es cierto que no se establecerá un incremento fijo al inicio del año, como ha venido siendo habitual hasta ahora, sino un aumento variable como hacen ya muchas empresas privadas, vinculado en este caso a la evolución del PIB.

Pero Hacienda está dispuesta a garantizar también a los empleados públicos una subida fija. Una retribución que se establezca dependiendo de las funciones que desempeñen o del cargo que ostenten.

En el Gobierno defienden que asegurar a los funcionarios unos ingresos fijos y estables representa una gran tranquilidad para el colectivo. Una sensación de equilibrio que en la mayoría de los casos revierte positivamente en el rendimiento productivo.

La otra cara de la moneda de la retribución fija es que puede producir un cierto apalancamiento del empleado que se traduzca en una pérdida de interés por seguir aportando su talento al resto del equipo humano.

Además de la retribución fija por puesto, también se plantea una individualizada, es decir, aquella que tiene en cuenta las competencias profesionales y las características de la persona que ocupa el puesto.

Así, cuanto más se desarrollan estas habilidades profesionales, mayor puede ser la retribución. De esta forma, se minimiza el impacto emocional negativo que puede suponer tener garantizada la retribución independientemente del desempeño del trabajo.

 

Evitar la pérdida de poder adquisitivo por la inflación

Esa parte fija, después de vincular la variable al crecimiento de la economía, evitará una pérdida de poder adquisitivo a los empleados públicos en momentos de una alta inflación y de un menor incremento del PIB.

Por lo pronto, el Gobierno contempla una evolución moderada de la inflación en los próximos años. Sus previsiones estiman que el PIB crecerá un 2,6% en 2018, un 2,5% en 2019 y un 2,4% en 2020.

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