La mirada crítica

Coches de época. Desde el garaje del abuelo

Se dice, “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Sea como fuere, la afición por los automóviles clásicos y veteranos no cesa de crecer.

Coches de época
Coches de época

Una tendencia que no hace sino seguir las actuales pautas del gusto por lo vintage. Al fin y al cabo lo clásico nunca deja de estar de moda.

 

En España, el mercado de los vehículos clásicos no tiene ni la madurez ni las dimensiones de otros países de la UE, como Francia o Alemania.

Si bien es cierto que hay un interés creciente por este tipo de coches, no deja de ser un reflejo de la afición por el automóvil en general o de una parcela más de las que componen la llamada cultura automovilística.

Una cultura que no está al nivel de los países citados, entre otras cosas, por tradición industrial. Francia, Alemania o Italia cuentan con varias marcas legendarias.

No obstante, es un hecho que los distintos eventos y Salones que tienen como protagonistas a los clásicos cada vez van calando más hondo en el público. Además, tampoco hay que olvidar que España tuvo dos marcas que fueron auténticas referencias en su época.

El Hispano Suiza era en los años 20 y 30, el rival a superar del mismísimo Rolls-Royce. Su tecnología puntera hizo que se le pudiera considerar el mejor automóvil de su tiempo. Con respecto a los deportivos Pegaso todo queda dicho con el título de “automóvil deportivo más rápido del mundo”, concedido en el Salón del Automóvil de Paris de 1951.

En este mundillo de los clásicos se dan cita personalidades diversas, desde coleccionistas hasta simples propietarios, pasando por aficionados, sin  dejar en el tintero a un grupo de mucho peso específico como es el de los especuladores. Un colectivo de lo más diverso unido por los coches de época, aunque no por los mismos intereses. Y es que este mundillo no deja de ser también un negocio.

El aficionado de a pie sueña, sin más, con tener uno de estos vehículos en su garaje. No se puede argumentar que sea un capricho para bolsillos pudientes. Está al alcance de muchos ese humilde deportivo Triumph de finales de los 50 o ese utilitario lleno de sabor nostálgico para toda una generación de españoles, que responde al nombre de Seat 600.

Tampoco resultan caros, tanto de adquisición como de mantenimiento, multitud de modelos nada pretenciosos en su época y fabricados en grandes series e, incluso, algún que otro raro ejemplar del que se construyeron pocas unidades, pero poco cotizado.

Sin embargo conviene tener en cuenta que,  aunque algunos de estos vehículos clásicos y veteranos puedan estar por precio al alcance de los bolsillos más modestos, su mantenimiento puede traer algún que otro quebradero de cabeza o de bolsillo.

 

A la hora de decantarse por un determinado modelo, asimismo habrá que sopesar el uso que se le vaya a dar. Si se va a utilizar con frecuencia, no sólo cuando haya concentraciones o salidas con el correspondiente club, habrá que huir de motores de gran cilindrada, por aquello del consumo, de la misma manera que resultará especialmente recomendable introducir en la lista de exigencias el factor fiabilidad. 

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