La Mirada Crítica

Modas, tendencias y necesidades. Cuestión de apariencias

Para algunos, el automóvil es un objeto de culto que genera pasiones.

Modas, tendencias y necesidades
Modas, tendencias y necesidades

Para otros constituye una especie de tarjeta de visita con la que proyectar su status social, su nivel o poderío económico, aunque a veces las apariencias engañen. Pero quizás para una inmensa mayoría se reduzca a un mero medio de transporte con la consideración de un electrodoméstico más.

 

Manuel Reyes

Existe la costumbre de ostentar entre ese relativamente nuevo grupo social conocido como, “nuevos ricos”. Un asentado importador de una marca de deportivos de lujo aseveraba mucho antes de que estallara la última burbuja inmobiliaria: “El rico de verdad, el de toda la vida, disfruta de la fortuna, mientras el nuevo rico la enseña”.

Sin embargo, impere la razón, la pasión o la ostentación, el automóvil no puede ser tratado como un electrodoméstico más. Esta especie de rey de la movilidad individual que sirve para trasladarnos de un sitio a otro reclama otro tipo de consideración. La interrelación vehículo-conductor es de tal magnitud que puede influir en la personalidad del individuo, propiciando su trasformación cuando se sienta tras el volante.

La persona más tranquila puede convertirse en un conductor muy agresivo. La respuesta habrá que buscarla en las frustraciones, en el anonimato que propicia estar cobijado dentro un habitáculo, en la inseguridad, en el desasosiego que impone la sociedad actual o en las prisas que asimismo esta genera.

Hace ya cinco lustros, en una presentación de producto a la prensa especializada, un fabricante de vehículos todoterreno argumentaba que su nuevo vehículo era lo más parecido a un turismo en lo concerniente al confort de marcha, al equipamiento y al comportamiento dinámico. Prosiguiendo con sus argumentos sobre las excelencias del producto, apuntaba que era una respuesta a las necesidades de los clientes.

En el turno de preguntas alguien replicó, que las marcas eran tanto creadoras de tendencias como de necesidades. Un razonamiento que entra en el terreno del típico-tópico sobre quién fue primero, la gallina o el huevo.

Antes de la llegada de la crisis, los todoterreno puros con su estructura a base de largueros y travesaños, eje rígido trasero aunque dulcificado por muelles helicoidales, tracción 4x4 conectable o permanente y reductora, vivieron una auténtica época dorada. Paradójicamente, el usuario de este tipo de vehículo casi nunca abandona el asfalto. El obstáculo más complicado que tenían que sortear algunos conductores, poco respetuosos con las normas, era subirse al bordillo de las aceras para aparcar. Surge la pregunta sobre si fue una moda o una necesidad.

Una gran parte de usuarios de todoterreno nunca hizo uso de ciertos mecanismos específicos, como la reductora. Sin embargo los todoterreno también tienen otro tipo de virtudes muy apreciadas, como la posición de conducción elevada que mejora la visibilidad del entorno o esa sensación de seguridad que generan en algunos clientes, derivada de esa altura dominante y del volumen del propio vehículo.

Los grandes todoterreno han cedido el testigo sucesorio a los grandes SUV o todocamino, algunos de los cuales siguen presentando auténticas cualidades todo terreno.

 

Los monovolúmenes han gozado de una gran aceptación, sobre todos los compactos. En esta categoría existe una alta dosis de pragmatismo. La posibilidad de configurar el habitáculo en función de las necesidades del momento constituye todo un acierto pleno, transformándose en una de sus razones de ser.

Quitar o poner asientos, plegarlos, reclinar los respaldos, poder deslizarlos longitudinalmente, brindan una gran versatilidad además de modularidad, sin olvidarse tampoco de su puesto de conducción elevado o de una más cómoda entrada y salida del automóvil. Sin embargo los monovolúmenes han ido perdiendo fuelle gradualmente, tanto los compactos con los de tamaño grande.

Van cediendo terreno a favor de los SUV o todocamino, como si se tratara de pasar el testigo sucesorio. Y es que la estética todoterreno cautiva a multitud de compradores, siendo quizá el principal motivo que ha elevado a los altares a los SUV, que también suelen ofrecer bastante versatilidad, aunque sin llegar a la de los monovolúmenes.

De cualquier manera, el automóvil está en constante evolución, y el futuro está por escribirse con las pistas que facilita el presente. Aunque nunca esté de más echar un vistazo hacia atrás para configurar las modas, tendencias y necesidades futuras.

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