Echenique dimite como presidente de RTVE por la negativa de Montoro a concederle más financiación
El Gobierno busca ahora el relevo. Ernesto Sáenz de Buruaga es uno de los nombres que maneja Moncloa
El presidente de Radio Televisión Española, Leopoldo González-Echenique, ha presentado su dimisión este jueves. El Gobierno de Mariano Rajoy ya conocía la decisión del abogado del Estado desde hace unos días.
El martes dimitió Alberto Ruiz-Gallardón. Y hoy, jueves, lo ha hecho Leopoldo González-Echenique, tal y como había publicado El Confidencial Digital este miércoles. El presidente de RTVE abandona el cargo después de dos años. La decisión la ha hecho oficial en la reunión del consejo de administración de la Corporación que se ha celebrado hoy.
Echenique se marcha después de un duro pulso mantenido con el ministro Cristóbal Montoro, al que llevaba reclamando incrementar la financiación de la Corporación. El titular de Hacienda le negaba sistemáticamente elevar el presupuesto.
El propio González-Echenique comunicó a Moncloa hace unos días su decisión de abandonar RTVE.
Una vez recibido el mensaje del presidente de RTVE de abandonar su cargo, el Gobierno ya ha barajado varios nombres para ocupar el puesto. En Moncloa consideran que la radio y la televisión públicas necesitan un nuevo aire de cara a las elecciones municipales y autonómicas de esta año y, aún más importante, las generales del próximo.
El Ejecutivo considera, por tanto, que TVE y RNE todavía pueden jugar un papel importante en los comicios y que aún están a tiempo de cambiar la deriva.
Sobre los candidatos, en Moncloa ha vuelto a salir el nombre de Ernesto Sáenz de Buruaga. Su nombre ya se manejó cuando el periodista abandonó la Cadena COPE este verano: por aquel entonces, el burgalés pedía presidir la Corporación y presentar el telediario.
Pero el de Buruaga no es el único nombre de la lista. Existen más candidatos que el Gobierno está barajando. Moncloa, eso sí, quiere ser muy cuidadosa a la hora de designar al futuro presidente de RTVE para evitar generar ‘ruido’ y que la decisión sea perjudicial para sus intereses.
