Pedro J. Ramírez pone en marcha el control de los periodistas de Expansión, Marca y todo Recoletos que quieran ser tertulianos de TV y radio o columnistas
Los profesionales de Unidad Editorial, incluyendo los que trabajan en las cabeceras del recién incorporado Grupo Recoletos, acaban de recibir un mensaje en el que se les conmina a consultar su posible colaboración con medios ajenos a la compañía a partir de septiembre.
Según los datos recogidos por El Confidencial Digital, la comunicación a los empleados de Unidad Editorial tuvo lugar el pasado lunes. Cada periodista de la empresa que dirigen Antonio Fernández Galiano y Pedro J. Ramírez recibió en su correo electrónico un mensaje llamado “Autorización tertulias y otras colaboraciones”.
El escrito decía textualmente:
-- Como es norma en todos los medios de Unidad Editorial, todos aquellos que tengáis pensado participar en tertulias de radio y TV después del verano, así como cualquier otro tipo de colaboraciones sujetas a una regularidad en medios ajenos a nuestro grupo, debéis hacernos llegar la correspondiente solicitud de autorización antes de alcanzar un compromiso en firme.
Los interesados en acudir como tertulianos a medios externos o figurar como columnistas en otras cabeceras –añadía el texto- debían enviar al director de cada medio de Unidad Editorial una ficha con los siguientes datos:
-- Nombre del medio.
-- Nombre del programa, día y hora de emisión, en el caso de la radio y la televisión.
-- Periodicidad de la colaboración, si se trata de prensa, revistas o Internet.
Hay que recordar que Pedro J. Ramírez instituyó este procedimiento de autorización explícita para los periodistas de El Mundo en el año 2002, a raíz del contencioso que le enfrentó al ex redactor jefe de cierre del diario, Francisco Frechoso. Este periodista fue obligado a abandonar la tertulia de ‘La Mirada Crítica’, en Telecinco, tras declarar en ella que el periódico de Unedisa había desinformado sobre la incidencia de la huelga general que había tenido lugar aquel año.
Por cierto que el caso llegó al Tribunal Constitucional que condenó al periódico de Pedro J. Ramírez al apreciar la existencia de “indicios reveladores” que demostraban que la medida adoptada por la dirección de la empresa había vulnerado el derecho a la libertad de expresión de Francisco Frechoso.
