La organización mundial del diseño elabora un código ético para regular el Periodismo Visual: caricaturas y terrorismo, como telón de fondo

Se trata de un proyecto aún en discusión, que se puede visitar en una página web, y abierta a que todo aquel que lo estime oportuno aporte ideas y sugerencias a través de correo electrónico dirigido al organismo matriz en USA. Sin embargo, el borrador inicial da idea de las principales ideas que alimentan este proyecto y del perfil que puede presentar finalmente el código. El objetivo fundamental es dar vida a una serie de estándares éticos para la propia dignificación del sector. Para ello se enuncian una serie de principios rectores: Honestidad, exactitud, imparcialidad, respeto a las creencias y valentía. Estas serían las claves del buen hacer para el diseñador de prensa. El capítulo dedicado al “respeto a las ideas” es especialmente relevante en estos momentos, con la crisis abierta por las polémicas viñetas de Mahoma. En este amplio epígrafe cabe, por tanto, el actual debate entre libertad de expresión y respeto a las creencias. La SND parece inclinarse por la defensa de las minorías: “La diversidad, ampliamente definida, será un sello de nuestro trabajo”. Del mismo modo se aboga por evitar cualquier tipo de prejuicios en las informaciones, que podría provocar una visión sesgada de la realidad. Además el código propugna una cierta “política de cuotas” en la información para los diversos movimientos sociales: “Con el tiempo, todos los grupos, los estilos de vida, y los recuerdos deben verse representados en las noticias”. Uno de los temas más controvertidos en el tratamiento informativo suele ser el terrorismo. ¿Cómo informar de este tipo de tragedias sin dañar a las propias víctimas? La respuesta que da el código sigue la pauta marcada por los principales medios con ocasión de los grandes atentados acaecidas en fechas recientes. Desde la SND se recomienda “atender a la necesidad de informar”, pero “buscando minimizar las consecuencias” que, por ejemplo, pueden traer consigo un tratamiento gráfico ‘duro’. Así, recomiendan que “incluso cuando sea imposible evitar el daño en la búsqueda de la narración de la verdad, nos esforzaremos por minimizarlo”. También existe un capítulo específico dedicado a la honestidad. En este punto el nuevo código recomienda optar claramente por un trabajo “libre de fraude y engaño”, en un crítica clara a la manipulación de imágenes y al plagio. “Atribuiremos el contenido y respetaremos los copyrights”, dice explícitamente el borrador.