El bautizo de Irene Urdangarín Borbón sirvió para que el Rey “mediara” entre Rouco y Zapatero

Ambiente festivo, alegre y lleno de religiosidad, el que se vivió el jueves, en La Moncloa, con ocasión del bautizo del último hijo de los duques de Palma, Irene de Todos los Santos Urdangarín y Borbón. Así se lo han descrito a El Chivato personas que fueron testigos.

Esas mismas fuentes relatan que el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco, que ofició la ceremonia, estaba acompañado de dos sacerdotes como ayudantes, y que quienes parecían encontrarse un tanto fuera de sitio era el matrimonio Zapatero. El presidente del Gobierno no acababa de saber cómo comportarse y actuar.

Le soplan a El Chivato que el Rey aprovechó esos momentos, en un ambiente sereno y familiar, para intentar poner cierta distensión entre el cardenal de Madrid y el jefe del Ejecutivo, dado que las relaciones siguen siendo tensas. No obstante, ese día todo fue una amabilidad controlada entre los dos altos personajes, uno eclesiástico, el otro político.

También le cuentan que ahora el mensaje de Zapatero es de rebajar el enfrentamiento con la Iglesia e ir consiguiendo, en lo posible, acercamientos. Por ejemplo, nada de hablar de “laicismo” en la Constitución, un globo sonda que ha recibido enorme rechazo y que por ello podría quedar descartado.