El ‘espíritu ONO”, un libro y las nostalgias de Eugenio Galdón a los acordes del tango “Volver”

Mientras José María Castellano deshoja la margarita sobre su salida de la presidencia del operador de cable ONO, cerca de 70 antiguos empleados de la compañía se dieron cita la pasada semana en un restaurante del centro de Madrid para recordar viejos tiempos.

Entre los asistentes podían verse, desde algunos de los pioneros y primeros empleados, hasta directivos de alto nivel de las últimas etapas. Le cuentan a El Chivato personas allí presentes que, si hubiera que buscar un denominador común entre todos, posiblemente el más claro era el de compartir un mismo afecto y compromiso personal con el proyecto que puso en marcha Eugenio Galdón hace ya casi dos décadas.

Ese alto nivel de implicación profesional y personal parece ser una nota distintiva de los equipos que formaron parte de ONO al menos hasta 2008, año que marca un punto de inflexión en la compañía, que desembocó en la ruptura de la unidad del accionariado y la salida de Galdón de la presidencia y del consejo de administración, sustituido por Castellano.

Precisamente ese 'espíritu ONO' se describe en un libro que fue presentado en la reunión, del que es autor Rafael Sánchez Langeber, durante varios años director de la empresa en el área de Andalucía.

"ONO Side Story", título del libro, no es una obra objetiva ni tampoco pretende serlo. Es la historia de un proyecto, narrado con tintes épicos por sus propios impulsores y protagonistas, conscientes todos ellos –desde el último comercial hasta el primer ejecutivo—de haber participado en una de las aventuras empresariales más interesantes de las últimas décadas: poner en marcha un operador de telecomunicaciones capaz de llenar el país de banda ancha y competir en pie de igualdad con el antiguo monopolio de Telefónica.

El libro, que no ha sido editado para su distribución comercial y por tanto será difícil de encontrar en librerías, recoge innumerables e interesantes testimonios, entre ellos los del propio Eugenio Galdón, que detalla, con la distancia que da el tiempo, algunos de los errores que, a su juicio, él cometió en el pasado. Y, entre éstos, no haber calibrado adecuadamente el tipo de inversores necesarios para sostener en épocas de vacas flacas un proyecto de tipo 'industrial' como ONO.

Galdón explica también su salida de la compañía y lo que significó para él, que había sido su impulsor, fundador y todo un símbolo interno y externo. Confiesa que todavía le resulta difícil evocar aquellos días y acontecimientos, aunque se siente satisfecho de haber logrado que le sobreviva y que continúe prosperando la empresa que fundó.

Quienes han leído el libro comentan que la impresión que puede sacar el lector es que Galdón, que afrontó tantas situaciones adversas cuando estaba al frente de ONO, se ha retirado definitivamente del proyecto y asiste ahora a la corrida como accionista y espectador pasivo.

Pero escucha El Chivato que una impresión muy distinta transmitían los 70 antiguos empleados reunidos para cenar y dar rienda suelta a la nostalgia, que culminaron la velada entonando todos a una el tango "Volver", retitulado y versionado para poner música no sólo al recuerdo de tiempos pasados, sino también, o al menos así lo parecía, al deseo de volver a unirse en torno a un proyecto común.

 

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