La Zarzuela ha tomado nota de los problemas de Alberto II en Bélgica tras el discurso de Navidad

En el palacio de La Zarzuela se ha tomado buena nota de lo que le ha ocurrido el Rey de los belgas, Alberto II, y de los problemas que está sufriendo, como consecuencia del discurso de Navidad de este año. El monarca aludió a las diferencias políticas y económicas entre las dos grandes regiones del país, Flandes y Valonia, para decir que la solución no es “un separatismo abierto o encubierto ni el desarrollo del subnacionalismo”. Y advirtió de que las separaciones “suelen ser caras, tanto para los ricos como para los pobres”. Los políticos flamencos lo interpretaron como una denuncia de sus ambiciones ante la nueva reforma del Estado, prevista para mediados de 2007. Una de las propuestas es que Bruselas quede como “capital europea”, y nazcan dos países, Flandes y Valonia. Un panorama, por cierto, en el que la articulación de la Corona quedaría muy discutida. Algunos han acusado a Alberto II de haber “elegido definitivamente el lado del Estado socialista valón”, a pesar de que, según todos los datos, la intervención del monarca fue inspirada directamente por el primer ministro, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, que es el único que lee de antemano los discursos y puede hacer “sugerencias”. En Flandes se han escuchado voces pidiendo que se limite aún más el papel de la Monarquía, a la manera “escandinava”.