El fastuoso despliegue del rey Abdalá en Madrid: 200 habitaciones, equipo médico completo, dos ambulancias privadas y camiones de maletas

El monarca Abdalá bin Abdelaziz de Arabia Saudí ha inaugurado junto al Rey con Juan Carlos la Conferencia Internacional para el Diálogo. En este entorno se han dado cita líderes y expertos musulmanes, judíos y cristianos, así como de otros credos, para buscar formas de fomentar el diálogo y el entendimiento mutuo.

Le cuentan a El Chivato que esta visita del rey Abdalá “recuerda en muchos aspectos a las que hacía su hermano a Marbella”. Se refieren al difunto rey Fahd de Arabia, hermano mayor del actual regente y asiduo de los veranos marbellíes.

Don Juan Carlos, íntimo amigo del anterior monarca del principal productor mundial de petróleo, acudió personalmente a recoger a su también amigo al aeropuerto. Esa misma noche, a las 21:30 daba comienzo la cena oficial en honor del conocido como Custodio de las Dos Mezquitas en el Palacio Real.

Al convite –en el que no hubo discursos- acudieron, entre otras personalidades, los Príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. También estuvo el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, conocido del rey saudita de los tiempos de Puerto Banús.

Pero lo que, a ojos de los conocedores de los pormenores de estas visitas, “recuerda más” a otras estancias de los regentes de Arabia Saudí en España, es el “impresionante despliegue de Abdalá”. Por lo pronto, ha optado por alojarse en el Hotel Intercontinental. La embajada del país árabe también se ha hecho con varias salas del recinto, desde donde están despachando estos días.  

Pero la ‘ocupación hotelera’ no acaba aquí. La Casa Real saudita ha reservado allí 200 habitaciones, para alojar a un séquito de 284 personas. Esta “pequeña corte” incluye desde personal de seguridad, expertos en protocolo y traducción, representantes diplomáticos, personal sanitario...

En el céntrico hotel madrileño, “los empleados han estado trabajando a destajo y contrarreloj”. El motivo: “los cambios y prisas de última hora” en la agenda real. “Estaba previsto que se marchara el miércoles por la tarde”, comentan para explicar el atasco de maletas, carritos de equipaje, camiones de mudanza y furgonetas que dificultaban la entrada al hall al día siguiente.

Al mediodía del jueves, el vaivén de bolsos, guardaespaldas, traductores y personal del hotel seguía el trasiego de bultos. En una de las puertas de servicio, estaban dispuestas dos ambulancias privadas, de las que entraban y salían los médicos y enfermeras particulares del rey, diabético y de avanzada edad.

Los empleados –tanto del hotel como los propios- “esperaban expectantes la salida del rey” por los “propinones que dicen que va dando” y que, según comparten los más experimentados, “dependen totalmente de con qué pie se levante ese día”.

 

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