Aurelio Ruiz Enebral

Cuanto peor para todos, versión independentista

Pero poco se valora su contribución a fijar en el humor popular grandes citas célebres. Muchas de ellas tienen su origen en los lapsi linguarum del presidente del Gobierno que tantas horas de gloria dan a los creadores de memes y de vídeos recopilatorios en YouTube.

Una de las frases que se ha ganado el mérito de ser esculpida en mármol es aquel “cuanto peor para todos, mejor” que dejó a Pablo Iglesias preguntándose “¿ser o no ser?” en el Congreso de los Diputados.

Rajoy fue un visionario cual oráculo de Delfos y supo adelantar la estrategia de los independentistas en estas vísperas del gran advenimiento del estat catalá grande y libre del 1 de octubre (Día del Caudillo).

Por que sí, cuando peor para todos, mejor para ellos. Se agotan las reservas de bochorno, vergüenza, indignación ante ese regocijo casi masoquista con el que los militantes de la secesión reaccionan ante los peores episodios de este cuento de nunca acabar.

Cuantos mayores excesos contra la libertad de expresión se cometan al frenar el referéndum ilegal, mejor. Cuanta más tensión en la calle, mejor. Cuantos más ejemplos de “catalanofobia” se puedan fabricar y deformar, mejor. Cuanto más se amedrente, señale y amenace a los no independentistas, mejor. Cuanto más porrazos acaben dando los policías, mejor.

Y, sobre todo, cuanto más se rompan los lazos emocionales que unen a los catalanes con el resto de españoles, y a los catalanes entre sí, mejor.

Porque ellos se nutren de la división, la diferencia, el desencuentro, el conflicto, el resentimiento, el odio. Mejor para ellos, los independentistas, el suyo, beneficio político. Que, al final de todo este lío, es de lo que se trata.


 
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