Aurelio Ruiz Enebral

El rotulador de la memoria histórica

Pintada contra O'Donnell.
Pintada contra O'Donnell.

Más de un año llevan Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Dolores Delgado tratando de llevar la ortodoxia de la memoria histórica a su plenitud. El féretro con los restos de Franco, sin embargo, sigue desafiándoles bajo una lápida de 2.000 kilos de granito detrás del altar mayor de la Basílica del Valle de los Caídos.

En este pulso entre un Gobierno y un cadáver pensé al ver un pequeño grafiti que atrajo mi atención en el Metro de Madrid, rompeolas de pintadas reivindicativas o amorosas, de cánticos estridentes y de mensajes distópicos de todo tipo que se ven y se oyen en andenes, vagones y pasillos.

Este lo vi en la estación de O’Donnell. Un panel en el andén resumen la biografía de Leopoldo O’Donnell, uno de esos “espadones” que en el entretenido siglo XIX español partían el bacalao, un día organizando un pronunciamiento, otro día reprimiéndolo desde la presidencia del Consejo de Ministros.

Junto al texto hay un gran retrato del susodicho, que ahora luce en su frente la marca indeleble de la memoria histórica: indeleble, porque lo han hecho con un rotulador negro permanente de punta gruesa; y de la memoria histórica, porque entre el pelo y las cejas del duque de Tetuán, conde de Lucena y vizconde de Aliaga se pueden leer dos calificativos que a los ojos de las nuevas generaciones pone en su justo lugar a alguien con esos bigotazos y tantas condecoraciones y entorchados.

“Facha cabrón”. Un adjetivo encima del otro. Simple, directo, concreto, castizo, moderno y eterno, español.

Por fin los viajeros del Metro dejarán de soportar el blanqueamiento de este golpista, muerto en 1867 y por tanto un auténtico precursor muy temprano del fascismo.

Tomen nota, señor presidente, señora vicepresidenta, señora ministra: con un rotulador de punta grueso (presupuesto total: tres euros, IVA incluido), el pueblo hace justicia a la Historia de España.

(Coda: más caro que ese rotulador tuvo que salir el informe de un historiador [sic] encargado por el Ayuntamiento de Sabadell en 2017 que recomendaba cambiar de nombre la calle dedicada a Antonio Machado. El historiador [sic, claro está] no se dejó engañar por la tumba de Colliure, en el sur de Francia, donde está enterrado el poeta, ya que “bajo la aureola republicana y progresista con que se ha revestido su figura, hay una trayectoria españolista y anticatalanista”).

 
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