Disciplina de partido

En esta partitocracia que vivimos en la política española, nunca sabe uno –diría un político- cómo acertar. Si se vota lo que mandan y deciden en Madrid, malo; si se hace lo que se piensa en la autonomía y lo que creen mejor eso que los mismos políticos llaman ‘las bases’, peor.

De momento hay una realidad y es que en campaña electoral todos los responsables de los partidos en áreas locales -ya sean municipales o autonómicas- procuran desmarcarse de Madrid y luchan por dar la sensación de que son ellos quienes parten el bacalao y es en sus respectivas circunscripciones en dónde se reparte. Por algo será.

Pero a la hora de la verdad la cosa es muy distinta.

Lo hemos visto y comprobado en las últimas semanas en Extremadura.

 Allí Izquierda Unida, tras las elecciones, tenía la llave de la presidencia de la Junta. Podían dar sus votos al Partido Socialista, en cuyo caso seguiría en su puesto Guillermo Fernández Vara. Por el contrario si los electos del partido se abstenían, el elegido sería -en este caso el ganador de las elecciones, aunque sin mayoría absoluta- José Antonio Monago.

Así las cosas Izquierda Unida, concretamente sus dirigentes nacionales con Cayo Lara a la cabeza, pusieron toda la carne en el asador. Todo menos dar una autonomía a la derecha, cualquier cosa con tal de que no gobierne el Partido Popular y ese ‘cualquier cosa’ resultó ser un acoso y derribo de los elegidos para que dieran su voto al Partido Socialista.

Este Cayo Lara es el mismo que en plena campaña electoral dijo algo así como que ‘al Partido Socialista no le iba a salvar ni un milagro de Lourdes’. El caso es que en ausencia del milagro el que lo quería salvar era el propio Lara que se presentó en Extremadura con armas y bagajes.

A la dirección Extremeña de Izquierda Unida se le ocurrió la feliz idea de apelar a las bases y las bases dijeron que nones que, de más años con el PSOE nada, y que a abstenerse y que si gobernaba la derecha pues que gobernase.

Siguió Cayo Lara en sus trece y la cosa –ya que no en milagro de Lourdes- ha acabado como el rosario de la aurora.

 

Izquierda Unida que se abstiene, Monago que ya es presidente de la Junta de Extremadura y Cayo Lara, que ha hecho un pan como unas tortas, que decide abrir expedientes a troche y moche.

Y por ahí, debe de andar la democracia interna de los partidos y el sentido de la disciplina y el centralismo y la partitocracia y hasta la ideología.

Y es que lo que Llamazares ha desunido, que no lo unan las agrupaciones locales.

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