El desplome de De la Vega

Ha sido una de las peores semanas para la vicepresidenta primera del Gobierno, dentro de una legislatura que se ha convertido para ella en un suplicio. María Teresa Fernández de la Vega, que ya inició mal la singladura, anda hoy en problemas graves.

Se cuenta que, en algún momento, Rodríguez Zapatero se planteó apartar a su “número dos” y buscar una alternativa. Dicen incluso que por “celos”, debido al destacado protagonismo que iba logrando ella, y también porque en muchas encuestas la valoración de la “vice” superaba a la del presidente.

Tras las últimas elecciones generales, a la hora de formar nuevo Gobierno hubo para Carme Chacón opciones serias de convertirse en vicepresidenta primera, pero al final la quiniela no salió, y María Teresa volvió a ocupar su despacho. Sin embargo, como todo eso se supo, comenzó debilitada la legislatura.

En los ámbitos del Gobierno se sigue hablando de un fuerte enfrentamiento entre las dos mujeres más destacadas del Ejecutivo, es decir, entre De la Vega y Chacón, que se ha acentuado más aún durante estos casi dos meses de secuestro del “Alakrana”. Por ejemplo, a la titular de Defensa le sentó a cuerno quemado que, en plena crisis, le arrebatara la condición de portavoz y le condenara al silencio.

En esa creciente rivalidad, De la Vega ha tenido buena suerte y mala suerte. Buena, porque su principal competidora, Carme Chacón, no acaba de cuajar como ministra: no logra asentarse en Defensa, y no consigue convencer en la opinión pública. Ni la gestión concreta, ni sus apariciones públicas, le están ayudado. Y tiene mala suerte porque la peor decisión que se tomó durante la crisis, la que más quebraderos de cabeza ha procurado, es decir, la orden de capturar a los dos piratas somalíes, partió de la vicepresidenta primera.

El penoso espectáculo dado a propósito del secuestro del atunero vasco ha provocado, de rebote, que el ¿mítico? prestigio acumulado en el pasado por De la Vega, de coordinar el trabajo del Gobierno con mano de hierro y de eficacia total, haya caído en pedazos. Y eso que las acusaciones de chapuza, incompetencia, descoordinación y torpeza, que ha empezado a esgrimir el Partido Popular, que está muy crecido tras la exitosa convención de Barcelona, solamente acaban de empezar.

La vice ha anunciado que comparecerá esta semana ante el congreso para explicar “todo” lo que ha pasado con el “Alakrana”. Grave error, porque es una promesa irrealizable. No va a poder contar la verdad de lo que ha hecho el Gobierno, quién y con quién ha negociado, qué más ha prometido, de dónde ha salido realmente el dinero del rescate… No podrá decirlo todo y, lo que es peor, se le notará.

La sensación de que los malos tiempos para María Teresa de la Vega no han terminado se vio ratificada este miércoles, cuando, en uno de sus peores días parlamentarios, no se privó de decir que el Partido Popular está “de parte de los piratas”. La vice no es precisamente Demóstenes, pero en general se había defendido en el Congreso.

A la vicepresidenta se le ve nerviosa. Seguramente es consciente de que su tiempo ha terminado, y eso acentúa aún más las dificultades para sobrellevar este difícil momento suyo, del Gobierno y del propio presidente. Hay, además, nerviosismo en La Moncloa y en Ferraz porque las encuestas siguen predicando una distancia del Partido Popular de tres, cuatro, cinco y hasta seis puntos en intención de voto. Aunque falta mucho para el 2012, ya empieza a ser una distancia respetable.

 
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato