Cámbiate de ojos

Huelga de transporte. Hay atasco. Llego a una rotonda. Los mensajes incitan a la rebelión y son claros. Un cartel avisa: “Usted no tiene la prioridad”. Me lo temía, lo sospechaba desde hace tiempo. Delante de mí dos camiones con más mensajes esclarecedores: uno de un supermercado: “Servicio de domicilio”; otro de yogures: “Ya hay demasiada mala leche en el mundo: sonríe”.

El de mi derecha no los capta. Hay personas que todavía creen que tocar el claxon en un atasco sirve para algo positivo. Un gesto sin ideas. Derecho a la pataleta. Sonrío mientras me miro en el espejo y hago unas muecas aprendidas de mi sobrina. A ver si llego a casa a servir, sin ser yo la prioridad y con una sonrisa. Si lo consigo espero que me den el Príncipe de Asturias. A lo peor nadie se da cuenta, a lo mejor sí.

En la radio hablan de más gestos: un futbolista que no celebra los goles, una madre que lanza un tartera a la presidenta de la comunidad, un alcalde “democrático” que asalta supermercados, mamíferos matriculados en las universidades que gritan en los actos académicos… gestos mostrencos que arrastran a la muchedumbre.

¿Será verdad lo que escribía Gregorio Marañón?: “Pero el imperio del gesto es aún más significativo en la vida individual que en la vida colectiva de los hombres. La multitud ha sido, en todas las épocas de la Historia, arrastrada por gestos más que por ideas. Una idea, es decir un razonamiento lógico y frio, jamás ha movido a la masa humana.

El imperialismo del gesto: no te preocupes, todo esto es mentira, es real, pero no es verdad. Marañón, que era muy listo, seguía: “La acción de un hombre aislado, sí puede tener por motor una idea. Mas la muchedumbre no razona jamás”. Aun podemos salvarnos. Y si me salvo yo, salvo a mi circunstancia y a los que me circundan.

Tú no eres muchedumbre. No dejes que amaestren tu conciencia con gestos que son sólo para la galería. Tú puedes tener por motor una idea. Si reflexionas cada mañana encontrarás una idea que te mueva e inundará de gestos ese día. “Gestual-mente”. Con ideas y con gestos.

Quizá todo esto son tonterías que se me ocurren al salir admirado de la consulta cada día, sorprendido por la capacidad de superación y lucha de tantas personas que me permiten seguir creyendo en la humanidad gracias a cada hombre, a pesar de los telediarios, y ver luces nuevas junto a las sombras. Si ves la sombra es porque al lado hay luz, fíjate.

Si tú no tienes esta oportunidad de ver algo nuevo cada día ¿será mejor que te cambies de sitio o que te cambies de ojos? Quizá hayas tenido la experiencia de recuperarte de una gripe: lo que comes, hueles, ves o eres capaz de hacer tiene un tinte de novedad que asombra. Si has sufrido alguna pérdida cercana o han cambiado aspectos de tu vida que te han hecho valorar lo que de verdad importa, también ves la realidad con ojos nuevos y percibes mejor qué es verdad y qué no. ¡Cuántas cosas dejan de tener valor cuando lo importante está en juego o ya se ha perdido!

Quédate en tu sitio y cámbiate de ojos. Reflexiona cada mañana, bastan tres minutos cuando te arreglas o desayunas, sobre qué idea te mueve hoy a hacer los gestos necesarios para sembrar en ti, en tu quehacer y en los que te rodean, lo que quieres recoger, lo que de verdad te importa, porque tú quieres que te importe, no porque te lo digan en la tele o en la radio.

 

Cámbiate de ojos y observa a tu alrededor a personas que no hacen gestos ostentosos y que mueven el mundo porque saben que la economía, el fútbol o la política pasa, las personas quedan. Y tú eres una de ellas. “Usted no tiene la prioridad”, pero sí tiene el volante en las manos.

Carlos Chiclana

Médico Psiquiatra

www.doctorcarloschiclana.com

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