Ojos que ven, corazón que siente

Hoy es un día normal y para las familias en las que uno de ellos tiene una enfermedad mental, cada día es el día mundial de la salud mental. Aproximadamente el 9% de la población padece un trastorno mental. El 15% lo padecerá a lo largo de su vida. En una de cada cuatro familias hay al menos una persona con enfermedades psiquiátricas.

Erase una vez, una familia sana. En su hogar reinaba la aceptación, la acogida, la formación intelectual y personal, los cuidados, el respeto, la seguridad, la serenidad, el optimismo, el reconocimiento y la validación de las emociones.

Permitían los errores porque se querían. Buscaban la comunicación profunda y el reconocimiento del valor insustituible de cada uno con incondicionalidad. Promovían la libertad, los límites y un apego seguro. Facilitaban la regulación emocional en el hogar y respetaban los gustos. Sabían calmar y comprendían con el corazón. Cada miembro era un individuo con identidad, personalizado familiar y socialmente.

La prevención en Salud Mental es una pieza algo incómoda, pero necesaria. Tiene interés médico, económico y social por el coste de los fármacos, las bajas y las incapacidades laborales, de la asistencia y de las complicaciones sociales. El impacto en la calidad de vida es superior al de enfermedades crónicas como la artritis o la diabetes.

Los objetivos de la prevención son detectar precozmente los primeros síntomas y evitar que aparezcan nuevos casos, disminuir la duración de la enfermedad, el deterioro y discapacidades que pueda generar y aumentar la adaptación del enfermo a sus circunstancias familiares, sociales y laborales.

Cuando la enfermedad despertó, la familia ya estaba allí. Leyó su pregón de la muerte y ellos se inquietaron. El día se les hacía noche y pena. Creían que eran culpables, que habían hecho algo mal. Reflexionaron, pidieron ayuda y consejo. Se dieron cuenta de que la culpa era una trampa. Tenían otro papel: eran protagonistas y parte de la historia de su familiar. Les fastidiaron muchos de los mensajes que enviaba la enfermedad, pero no se los creyeron.

Los trastornos mentales graves generan una importante carga familiar que recae generalmente sobre la madre o una hermana. Supone una alta dedicación de tiempo y lleva consigo sentimientos de pérdida, restricciones sustanciales en la vida social y efectos negativos sobre la vida de familia, con preocupación, pérdida de oportunidades y merma de la salud mental del cuidador. El sistema sanitario actual se sostiene gracias a la multitud de cuidadores y cuidadoras informales.

Optaron por atender a la persona que querían y que seguía presente, deseando amar y ser amada. Buscaron la realidad verdadera y la naturaleza real de las cosas. Se pusieron manos a la obra para buscar cómo ayudarle a que mejorase y estuviese lo más estable posible. Profesionales, asociaciones, servicios, amigos y parientes dieron sus indicaciones, consejos y ayudas. La soledad abrumaba e intentaba engañar con humo de desesperanza.

Hay grupos de población con más riesgo y habitualmente se proponen realizar intervenciones preventivas dirigidas a grupos de riesgo en la primera infancia y la adolescencia (hijos de padres con trastorno mental o con adicciones, hijos víctimas de abusos o de abandono) o focalizar la atención en áreas prioritarias de intervención según grupos específicos: la prevención de la violencia, de los trastornos de la conducta alimentaria, del consumo de sustancias de abuso, del aislamiento social, y la dependencia y la prevención de la discriminación y “violencia en el domicilio".

 

Tras la crisis inicial cada uno reajustó sus funciones, se afianzó en su nuevo puesto. Nuevas necesidades, el mismo amor con matices distintos. El enfermo también era protagonista y aportaba un renovado valor. Organizaron la novedosa dinámica para favorecer un mejor estado de salud en el paciente y en la familia. El pronóstico mejoraba, entraba agua fresca en el pozo y los profesionales sanitarios se lo confirmaron. Todos procuraron cuidarse más en este cambio del ciclo vital familiar.

La familia es la célula de la sociedad, donde el sujeto podría crecer en armonía, ser educado, formado y atendido. Las acciones que la protejan y promuevan la formación de sus miembros para desarrollar familias sanas, serán acciones de prevención primaria que ahorrarán mucho gasto en el futuro.

Familia: manos que cuidan, brazos que sostienen, pecho que acoge, espaldas que soportan, labios que dan luz en los besos. Ojos que escuchan, oídos que ven. Pura prevención.

Carlos Chiclana

Médico Psiquiatra

www.doctorcarloschiclana.com

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